El Lucentum fue ayer un juguete roto. Se convirtió en una marioneta en manos de un Bilbao que arrolló desde el principio y bloqueó a los alicantinos, ausentes en defensa y en ataque. Esta vez no salvaron los triples (8 de 25), tampoco la obligada reacción en el segundo cuarto. Ni tan siquiera pudo esta vez Ivanov resolver la papeleta. Tuvo delante, encima mejor dicho, a un enorme D'or Fischer. Fue sin duda el dueño de la pintura, el amo y señor del partido. Dejó pronto su sello con dos tapones sobre el búlgaro al que le metió el miedo en el cuerpo.

Todo el potencial del Bilbao recayó sobre un Lucentum demasiado endeble en defensa en un encuentro de máxima exigencia. Jackson dio un recital impresionante y Banic encontró escasa resistencia en la pintura.

La fiesta del Bilbao comenzó pronto, segundos después de la espectacular presentación de los jugadores al más puro estilo NBA. Pasó por encima del Lucentum al que dio una lección de juego, después reaccionó el equipo de Vidorreta a base de defensa pero tras el descanso se acabó la historia. El conjunto vasco se paseó ante un rival que se apoyaba en los triples como única tabla de salvación y descuidó por completó la defensa. Volvieron las pérdidas de balón, adiós al rebote y a cualquier esperanza. La diferencia entre ambos equipos fue mayor de lo que indica el marcador (93 a 48 en valoración).

El Bilbao pasó por encima del Lucentum en un horroroso primer cuarto del equipo alicantino. La defensa zonal con la que pretendía Vidorreta sorprender a su rival no consiguió en absoluto su propósito. D'or Fischer traspasaba sin problemas la barrera defensiva para convertirse en la gran pesadilla lucentina. La defensa no estuvo fina, tampoco el ataque ni mucho menos la concentración con hasta siete pérdidas en los primeras diez minutos amén de la lógica valoración negativa de cinco jugadores lucentinos.

Despegó rápidamente el Bilbao con un parcial de 12-4 que provocó el primer tiempo muerto de Vidorreta. Ivanov fallaba debajo del aro, Llompart estaba espeso y Rautins completamente fuera del partido. Con esas armas, el marcador se amplió de forma peligrosa (21-6). Un cuarto que sin duda lastró el devenir del encuentro.

Reacción

La dinámica varió en el segundo cuarto. La defensa pasó a ser individual, el Bilbao se atascó, Ivanov resucitó, las pérdidas se paralizaron y el Lucentum controló el rebote, principalmente el ofensivo, dejando a su rival aturdido en algunos momentos del cuarto.

Sin embargo, el lanzamiento exterior no brilló como en las últimas jornadas. Esta vez Ellis firmó un 0 de 3 al descanso y al equipo le costaba sumar. Ningún problema para el Lucentum que apretó en defensa de manera impecable para dejar al conjunto vasco con unos pírricos 9 puntos en el segundo cuarto. Ahora sí, Ivanov suponía una amenaza clara para el Bilbao al tiempo que Fischer vio taponada (eso sí, temporalmente) su hemorragia de puntos. Reacción lucentina y 32-25 tras el segundo cuarto. Seguía habiendo vida pese al lamentable primer cuarto.

No caminó el Lucentum por el camino correcto en su salida en el tercer cuarto. De nuevo Fischer machacó al cuadro alicantino con 4 puntos consecutivos y otro "gorro" sobre Ivanov. Sin tiempo para asimilar lo que estaba sucediendo en la pista, 40-27 y vuelta a empezar.

Sin los triples, el Lucentum no era nadie. Fueron Ellis y Llompart los que insuflaron algo de oxígeno a su equipo, pero la magia de Jackson era impresionante y nadie era capaz de contenerlo. Hasta canastas bajo el aro, por supuesto, mal defendidas, anotaba al base americano con absoluta impunidad.

El ataque lucentino era una burla. Sólo mediante el recurso del triple intentaba el equipo de Vidorreta recortar distancias. Ayer no era el día de lucirse desde el perímetro. La defensa se agotó en el segundo cuarto y el Bilbao trató al Lucentum como una marioneta en Miribilla dejando el partido sentenciado en un tercer cuarto de neto color bilbaíno. Un triple de Rautins y otro de Dewar sirvió para recortar diferencias. Aún así, 53-38 al término del tercer cuarto.

Trató el Lucentum a la desesperada de lograr un milagro, pero esta vez, al contrario de lo que sucedió en la primera vuelta, el Bilbao estaba sobre aviso. Sobró el último cuarto. Apenas añadió nada nuevo al guión. Los triples de Ellis, Rautins y Dewar maquillaron el resultado pero no aliviaron el dolor.

Partido para olvidar. El Bilbao tuvo su día y el Lucentum todo lo contrario. Pesó mucho el desacierto en el triple, pero la defensa pudo poner las cosas algo más difíciles al conjunto local. No ayudó la baja de Rafa Luz -Llompart acabó asfixiado- a resistir los golpes de un rival que se vengó del primer partido de Liga.