Dewar lanzó a fallar el último tiro libre del partido en busca de casi un milagro para luchar por el «basket average», pero sin querer la pelota entró. No sucedió lo mismo con Ivanov, que erró segundos antes dos libres que pudieron variar el guión del choque. Es la metáfora de un partido en el que el Lucentum quiso pero no pudo, arregló una primera parte marcada por la desidia pero no llegó a tiempo de culminar el tabajo. Supone la quinta derrota consecutiva del equipo, se pierde el «basket average» ante el peor Valencia de los últimos años y ve reducida su ventaja con los rivales directos. Sin embargo, hay espacio para extraer una lectura positiva del choque. El equipo ha recuperado sus mejores sensaciones, su defensa más efectiva y a un jugador: Barnes. Fue una pena no haber podido culminar la remontada después de un maravilloso tercer cuarto y a la entrega del equipo en los últimos minutos. El Valencia sacó máximo provecho a la renta conseguida en los dos primeros cuartos y los tiros libres le dieron la victoria.

Al Lucentum no le faltó ni lucha ni fe en el triunfo. Un espectacular triple de Dewar puso el 64-65 a falta de 23 segundos. De nuevo el encuentro debía decidirse en un final de infarto en el Centro de Tecnificación. De Colo anota dos tiros libres (64-67). Todavía a tiro de piedra del Lucentum. Precisamente fue eso lo que lanzó Ivanov desde la misma línea. Sólo restaban 21 segundos y el Valencia lo tenía todo a su favor. Más tiros libres. Claver y luego Caner-Medley (64-70). El partido murió. Sólo restaba pelear por el valioso «basket average». El conjunto de Vidorreta ganó por tres puntos de diferencia en La Fonteta, por lo que era casi un milagro soñar con el premio de consolación. Y en ese momento llegó el tiro libre de Dewar. Se metió sin querer y dijo adiós a la posibilidad del rebote.

Fue un final cruel, pero es necesario aferrarse a las sensaciones que transmitió el equipo tras el descanso. Dominó a un Valencia Basket muy superior físicamente y de mucha más envergadura. De nuevo apareció el mejor Barnes. Sus números: 15 puntos y 9 rebotes. Ahora sí, Lamont.

Fue la mejor cara de un equipo que salió a la pista sin ninguna convicción. El Valencia jugaba con enorme comodidad, prácticamente sin resistencia con un Claver brillante. La defensa en la pintura consistía en observar a los pívots del conjunto de Perasovic. Sin embargo, el equipo valenciano no sacó el suficiente jugo a la situación. Sólo 15-18 al término de los primeros 10 minutos.

El Lucentum salió fuerte en el segundo cuarto. Estableció un parcial de 7-0 y se puso por delante (22-20) a los tres minutos. La canasta de Rautins marcó un punto de inflexión. El equipo de Vidorreta se paralizó de repente para dar paso a minutos de lucimiento de su rival. Caner-Medley aprovechó la permisividad defensiva de su oponente para abrir el marcador hasta llegar a un 25-40 tras un escandaloso parcial de 3-20. Penoso y preocupante.

Cambio de imagen

Ivanov entró en escena de verdad tras el descanso. Para empezar, 5 puntos consecutivos del búlgaro. Barnes le acompaña para endosar un 10-2 que obliga a Perasovic a detener el crono. Fue el cuarto del Lucentum sin discusión. El marcador se estrechaba por momentos. El siguiente en entrar a la fiesta fue Kone. Valiente y acertado. El público le perdonó el tiro libre de la primera parte que no tocó ni aro. Bien el africano colaborando. Faverani impedía al Lucentum ponerse por delante. Con 50-53 se llegó al final del tercer cuarto. Tocaba sufrir para ganar o para perder. Nada nuevo.

El Valencia subió el listón de su defensa en el último cuarto sin que los árbitros actuaran en consecuencia. Por fin llegó el empate. Triplazo de Dewar para poner el 55-55. Minutos de alta tensión en las dos canastas. Cada punto valía su peso en oro. Apareció Rafa Martínez, siempre un peligro en el perímetro y anotó un triple que dio vida al Valencia a falta de 2 minutos. Era el 57-61. Hizo daño. Cargó de moral al equipo visitante y lastimó la otra. Pero el Lucentun nunca se rinde. Peleó hasta el último segundo pero no llegó a tiempo. Pesó el primer tiempo.

En definitiva, el equipo alicantino está vivo. Sigue quinto, recupera su mejor defensa y, fundamental, a Lamont.