En España, casi 2 millones de niños comen en los comedores escolares a diario. Los índices de obesidad infantil en la población española han aumentado y hasta el 15% de los niños de entre 5 y 9 años son obesos, lo que denota un fuerte incremento en las dos últimas décadas debido, entre otros factores, a los cambios sociales, laborales y de estilos de vida, que han derivado hacia hábitos alimentarios poco saludables y a un incremento del sedentarismo.

Según datos recogidos en la «Guía de comedores escolares» del Ministerio de Sanidad y Consumo y la Agencia Española de Seguridad Alimentaria, entre los hábitos alimentarios actuales, destaca el aumento de comidas de alta densidad energética, fáciles de preparar y consumir, en detrimento de la llamada «dieta mediterránea». Todos estos cambios, junto con el extraordinario aumento del entretenimiento pasivo, han hecho que la obesidad alcance unas cotas preocupantes desde edades tempranas.

Un aspecto que hay que tener en cuenta es que los niños, casi de lunes a viernes, comen en los centros escolares y, por tanto, el comedor escolar puede y debe ser un marco en el que día a día se adquieran unos hábitos alimentarios saludables y se conozcan de forma práctica las normas para una óptima alimentación y nutrición durante toda la vida.

¿Qué debe tener un buen menú?

De primero, las verduras deberían estar siempre presentes. Se pueden presentar de varias maneras, con cremas, gazpachos, ensaladas, sopas o guisos. Como segunda opción, patatas, pasta o arroz, constituyen la alternativa de un primer plato. Pero hay que ir variando según los días de la semana.

De segundo plato, pescado, carne, huevos y legumbres, alternándolas a lo largo de la semana. Las guarniciones o ingredientes de la receta se complementan con los alimentos que haya en el primer plato. Es decir, si de primero hay verduras, a la guarnición del segundo se pueden añadir patatas, pasta o arroz y viceversa.

Las legumbres deberían aparecer varias veces en semana, siendo aconsejable complementarse con un cereal, para que constituya un plato fuente de proteína de calidad. Del mismo modo que el pan, que debe estar presente diariamente en las comidas, y variando las modalidades que hay.

Para beber durante la comida, siempre se recomienda agua, los refrescos, zumos, lácteos y similares no deben beberse para calmar la sed.

Y de postre no hay nada mejor que la fruta variada y de temporada, entera o como macedonia para disfrutarla de postre. También se pueden servir, de forma esporádica, los yogures. Eso sí, los postres lácteos, como las natillas, arroz con leche, flan, helados, etcétera, son ricos en azúcares y grasas por lo que no se recomiendan.

Menús escolares y actividades de comedor

Todos los comedores escolares deben contar con alternativas según las intolerancias o alergias de los niños. En los últimos años hay cada vez más colegios que cuentan con menús para celíacos y alimentos sin gluten o sal, según la dieta de sus alumnos.

De igual modo, un aspecto que tiene que tenerse en cuenta, fuera del aspecto nutritivo, es el ambiente del comedor. La comida no tiene unicamente el objetivo de nutrir, sino que ese rato que los niños pasan fuera de las aulas, ha de ser un momento agradable, tranquilo y de disfrute para ellos, en el que también adquieren hábitos alimentarios saludables.

Además, el tiempo dedicado al comedor escolar se complementa con actividades de ocio, dirigidas por los monitos de comedor, donde se divierten mientas aprenden a interactuar con otros niños y a respetar distintas opciones de alimentación. Las empresas de comedores escolares de Alicante también proporcionan este servio a los centros educativos.