Hasta el lunes 19 de octubre, la Comunidad Valenciana era la región con menos casos de coronavirus por habitante de toda España y, pese a que diariamente había nuevos contagios, las cifras apuntaban a una estabilización e incluso la curva empezaba, tímidamente, a bajar. El jueves de esa misma semana, el president Ximo Puig anunciaba un toque de queda nocturno y nuevas medidas restrictivas. La situación había dado un giro inesperado, pero, ¿por qué?

Los expertos en Medicina Preventiva tienen claro que no hay una única respuesta sino que este giro de timón responde a un conjunto de circunstancias. Entre ellas tienen un peso específico «el macropuente de octubre y los primeros días de lluvia y frío». «Es cierto que la curva se estaba reduciendo, aún sin bajada extraordinaria, ahora estamos totalmente en otra dinámica», explica Salvador Peiró, especialista en Medicina Preventiva y director del área de Investigación en Servicios de Salud del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP).

Para Peiró, el aumento de comidas, cenas y reuniones sociales y familiares que hubo del 9 al 12 de octubre ayudaron mucho a relanzar la pandemia. Cabe recordar que de los más de 1.000 brotes que se han detectado en la C. Valenciana, más del 60 % están relacionados, precisamente, con esas quedadas con amigos y familiares a comer, cenar o a tomar algo: con personas conocidas las medidas de prevención como el uso de la mascarilla se relajan y más si hay comida y bebida de por medio.

«Pero, además, hay que tener en cuenta esos días de frío y lluvia que vinieron de golpe y que nos hicieron volver a los interiores. Las dos cosas han sido determinantes para que la situación dé un salto y la tendencia haya cambiado claramente, los datos suben pero, además seguimos mirando hacia arriba», añade el experto. Hasta ahora la temperatura estaba jugando a favor, facilitando que los encuentros sociales se hicieran al aire libre o se pudieran mantener sitios cerrados como lugares de trabajo bien ventilados pero, con el cambio de tiempo y la entrada en interiores, el riesgo de contagio aumenta.

Hay un tercer factor que podría haber jugado su parte en este radical giro de la situación y que explicaría la explosiva subida de hospitalizaciones al mismo tiempo que de nuevos infectados cuando lo habitual es que se dé primero una subida y después la otra: los síntomas de cansancio del sistema de rastreo y que durante los días previos al aumento repentino de casos hubiera existido mayor circulación del virus que hubiera quedado «bajo el radar». «Es posible que ahí haya afectado los retrasos en hacer pruebas por los días festivos, por ejemplo, pero no creo que hubiera una tendencia importante de pérdida de casos. Se estima que ahora se localizan entre el 70 y el 80 % de contagios y se siguen escapando entre el 20 y el 30 % de asintomáticos, pero no creo que haya sido especialmente determinante», razona Peiró.

El especialista considera que el aumento, al mismo tiempo, de hospitalizaciones puede explicarse por la llegada de los contagios a ciertos grupos de población, como el de personas mayores, «pero no necesariamente a través de transmisión comunitaria del virus que no se hubiera detectado».

Ahora, el experto recomienda esperar a ver el impacto de las medidas restrictivas que ya están en marcha para valorar la necesidad de endurecerlas: «todavía no lo sabemos, estamos viendo qué está pasando con el toque de queda y si los encuentros se están pasando a la tarde, con lo que no estaríamos ganando mucho».