Expertos en Salud Pública, médicos en las UCI de la provincia y representantes de Enfermería advierten de que estamos abocados a un nuevo confinamiento estricto, como el que se decretó en los primeros meses de la pandemia, si durante estas próximas fiestas no logramos contener al virus.

«Si seguimos la línea actual de progresivo incremento de los contagios estamos abocados al confinamiento», subraya el doctor y presidente de la Asociación de Enfermería Familiar y Comunitaria, José Ramón Martínez Riera.

Al igual que el especialista y vocal de la Sociedad Valenciana de Medicina Intensiva, José María Nuñez, desde la UCI del Hospital del Vinalopó, aplaude que desde el Consell se hayan endurecido las restricciones de cara a la Navidad porque «aunque la pandemia no tiene el mismo ritmo completamente descontrolado que en los meses de marzo y abril, si se abre la mano para la Cabalgata de Reyes, por ejemplo, o se reúnen miles de personas en espacios reducidos, el estallido del virus colapsaría el sistema», abunda Nuñez.

El catedrático de Salud Pública por la Universidad de Alicante, Carlos Álvarez Dardet, subraya que «la gente tiene que comprender que estamos en una época muy complicada, y que intentar mitigar la pandemia debe ser prioritario porque ahora mismo la Comunidad está en riesgo extremo y con tendencia a empeorar». Apunta, por tanto, su total acuerdo con las recientes medidas adoptadas por la Generalitat, que cierran al completo la entrada y salida de la Comunidad hasta el 15 de enero y reducen los horarios. «Meternos a vacunar en medio de un brote de coronavirus no sería adecuado», sopesa.

No obstante, Riera recalca que para su gusto las nuevas restricciones, con ser «correctas», llegan «demasiado tarde» porque hace tiempo que «se debería haber sido más contundente y no habríamos llegado a estas fechas con estas cifras, o se habrían podido controlar mejor», tal y como apuntó con motivo del puente de diciembre. «Con alguna singularidad, porque se ha demostrado que la escolarización no ha supuesto un problema de contagios, con tasas reducidas y controlables, pero sí se deberían haber tomado medidas más contundentes», afirma.

Desde su puesto diario en la unidad de críticos del Vinalopó, el doctor Nuñez admite que ellos ven la cruda realidad del virus a la que no se enfrenta la población en general, «pacientes que no salen y familias que sufren», por lo que aunque reconoce que las nuevas restricciones «no resultan agradables para nadie», también puntualiza que son «muy necesarias, no hay que darle más vueltas», señala rotundo.

Ante las posibles reticencias y señales de rebeldía entre la población que ve coartadas sus posibilidades de encontrarse con la familia, los especialistas optan por ponerse como ejemplo. «Veo a mis padres una vez al mes, con mascarilla y paseando por un parque, ni siquiera nos sentamos a tomar café y aunque a alguien le parezca exagerado hay que pensar que queda un último empujón e dos o tres meses. Pensar que tenemos jóvenes en las UCI con poco más de 30 años de edad».

El doctor en Enfermería, Martínez Riera, concluye que hay que apelar a la solidaridad de la salud colectiva, y da un tirón de orejas a los gobernantes por no adoptar medidas globales, y no en función del territorio, porque se genera «confusión y contradicciones».