El conseller de Educación, Vicent Marzà, insiste en que la decisión sobre el momento de vacunar al profesorado debe decidirse en la comisión interdepartamental de salud, creada por el Consell para dar voz a todos los socios de gobierno sobre las medidas a adoptar durante la pandemia, en clara falta de sintonía con la consellera de Sanidad, Ana Barceló.

El titular de Educación, del grupo Compromís, se enfrenta a la titular de Sanidad, del grupo socialista, quien replicó a la petición de Marzà con el documento elaborado por el Ministerio de Sanidad sobre la estrategia de vacunación, en el que entre los cuatro grupos prioritarios no figuran los profesores: residentes, trabajadores de residencias, sanitarios de primera línea y personas dependientes en sus domicilios.

Barceló cree que el próximo grupo a vacunar, sin que todavía lo haya señalado el ministerio, serán los mayores, por edad, además de sopesar que la decisión procede previamente de los expertos y las sociedades científicas.

Para Marzà, por contra, es la comisión creada por el Consell en la que propuso vacunar a los docentes como prioritarios, la que debe decidir. «Se aplicará lo que se acuerde» en su seno, indican desde el departamento del conseller a preguntas de este diario.

Entre los representantes del profesorado, tanto ANPE como CSIF consideran al colectivo como personal esencial, como precisan tanto Laureano Bárcena como Javier Más, por lo que en base a esto deberían ser vacunados también de forma preferente.

En el STEPV y CC OO no quieren entrar a debatir si unos colectivos deben ir antes o después, pero sí coinciden también en que a los docentes debería considerárseles como colectivo prioritario poniendo de manifiesto que «están expuestos a los contagios y no deberían dejarse para el final», como señala Xelo Valls. Marc Candela concreta que además el profesorado «trabaja en espacios cerrados durante muchas horas»..

A UGT lo que le inquieta es que la pretensión expuesta por el conseller de adelantar la vacunación al profesorado lo antes posible «debe responder a unos datos que lo sostienen»» y lamenta que no se les haya hecho partícipes de esta información.

No obstante también coincide con que «sería adecuado y razonable», porque más allá de que realizan su labor en espacios cerrados «facilitarían una visión positiva de las vacunas entre alumnado y familias», apunta José Gil. Más, del CSIF, recalca que están «en primera línea de fuego».