Actualmente hay tres vacunas contra el covid-19 autorizadas en Europa y que, por lo tanto, se pueden administrar en España: las de Pfizer, Moderna y Oxford-AstraZeneca. En breve está previsto que haya otras vacunas disponibles, como la de Janssen-Johnson & Johnson, CureVac o Novavax, y, a nivel mundial, se trabaja a marchas forzadas para que otras 150 candidatas superen la verificación para convertirse en modelo contra la pandemia. De hecho, una de cada tres de estas 150 candidatas ya se encuentran en la fase de ensayo clínico. Ante este aluvión de propuesta, hay una pregunta que ronda a la ciudadanía: ¿Puedo elegir libremente la dosis que quiero recibir?

La respuesta es un rotundo no, al menos si se atiende a las recomendaciones de la catedrática de Salud Pública Blanca Lumbreras Lacarra y la doctora en Farmacia Elsa López-Pintor, ambas de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche. Su respuesta está razonada en un extenso artículo académico y científico que han publicado en el portal de divulgación Sapiens de la UMH y la agencia The Conversation. Las principales conclusiones sobre la negativa se encuentran en los problemas de logística en la conservación y distribución de la vacuna, que se están viendo desde el inicio de la campaña, a finales del pasado diciembre, y en que los tres modelos actuales, los de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, han superado todos los protocolos de verificación y seguridad que establece la Agencia Europea del Medicamento.

Dosis de Pfizer que han sido recibidas para su distribución en la Comunidad Valenciana. | INFORMACIÓN

Ensayos clínicos

Al tiempo que se han desarrollado los ensayos clínicos se ha avanzado en la fabricación de la vacuna, dada la necesidad mundial de dosis. El abastecimiento está siendo complejo y el desarrollo de la campaña de vacunación presenta importantes problemas logísticos relacionados con factores como el suministro de las compañías farmacéuticas, el almacenamiento, el transporte o la capacidad del personal sanitario, muy mermado por el desgaste de los meses que se arrastran de lucha contra el virus. Todos estos factores componen uno de los grandes argumentos que emplean las catedráticas Lumbreras Lacarra y López-Pintor para oponerse a la libre elección ciudadana.

A fecha del pasado 1 de febrero, en España se habían administrado 3,44 dosis de la vacuna por cada centenar de personas, cifras muy similares a las que presentaban el resto de países de la Unión Europea pero claramente inferiores a las de Reino Unido, Estados Unidos o Israel, en los que se rozaban los sesenta vacunados por cada centenar de habitantes. «Considerando la complejidad del proceso, no tiene sentido que cada persona elija qué vacuna ponerse. Además, se desconoce la disponibilidad potencial que tendrá cada modelo en las fases de población que se irán estableciendo. Tampoco sabemos qué vacunas estarán autorizadas por la UE, por lo que se debe vacunar a la población con las que estén disponibles en cada momento», exponen ambas catedráticas de la UMH en su artículo.

«La Agencia del Medicamento ha confirmado la eficacia y seguridad de todos los modelos. Las de Pfizer y Moderna son muy similares, están basadas en el ARN mensajero, y por eso presentan tanto problemas de logística, al tenerse que almacenar a temperaturas muy bajas. La que está en fase 3 de Johnson & Johnson es más similar a la de AstraZeneca. Las características de todas ellas se pueden conocer a través de la web de la Agencia del Medicamento, está siendo un proceso muy transparente», amplia Lumbreras Lacarra en declaraciones a este diario.

Factores que influyen

Valorando las diferencias existentes entre todas las vacunas, las expertas de la UMH recomiendan a las autoridades que tengan en cuenta como principales factores para la decisión de qué medicamento suministrar a la población la conservación y las dosis disponibles en cada momento. «En las zonas rurales, por ejemplo, se puede dar prioridad a las vacunas que tienen un mantenimiento más sencillo», apunta el artículo académico. En base a ello se puede asegurar que las catedráticas recomiendan para el ámbito rural el modelo de AstraZeneca, que se mantiene estable entre 2 y 8 grados.

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En segundo lugar, las profesionales de la UMH recalcan la importancia de que se tenga en cuenta el número de dosis de cada vacuna. Las de una sola dosis, como la de Johnson & Johnson, son idóneas para la población con dificultades de acceso al sistema sanitario o para los países que se encuentran en vías de desarrollo. Las catedráticas también reclaman que las farmacéuticas realicen seguimientos continuos de la efectividad y seguridad de las vacunas y aporten datos de los ensayos clínicos en marcha.

«No tiene ningún sentido que elijamos la vacuna. Estamos en un momento complejo y hay muchas variables en juego, como nuestro grupo de edad o las características individuales», finaliza Lumbreras Lacarra como conclusión final del estudio publicado.