Todo seguirá igual durante quince días más. El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, pidió ayer un nuevo esfuerzo colectivo a la ciudadanía para terminar de doblegar una curva de contagios que ha bajado de manera significativa desde la explosión de casos posterior a la resaca navideña, sí, pero no lo suficiente. «Es el momento de apretar los dientes. No sería responsable relajarnos», resumió el escenario actual el jefe del Consell. Por ello, la comisión interdepartamental de ayer acordó, como estaba previsto y con unanimidad total, prorrogar todas las restricciones en vigor hasta el 1 de marzo, fecha que ha desplazado al 15 de febrero como nuevo horizonte de esperanza.

A partir de ahí, Puig descartó una desescalada rápida. Desde la máxima prudencia, no pudo garantizar cuándo comenzarán a levantarse las medidas ni cómo será el camino de vuelta a la antigua normalidad, más allá de insistir en que el proceso será lento, progresivo y dialogado con las partes afectadas. Son muchos los factores en juego, aunque el president dio una pista: lo deseable, dijo, sería bajar de una incidencia de 50 casos por cada 100.000 habitantes para asegurar el control sobre la expansión del virus y evitar la presión que ahoga a los hospitales. Ayer, el indicador se situaba en 777 casos, muy lejos aún de la meta trazada. Los muertos diarios, además, volvieron a superar el centenar: una cifra «insoportable», a juicio del dirigente autonómico.

Con el sector hostelero en pie de guerra y amenazando con la insumisión en algunas partes de la Comunidad Valenciana, Puig pidió comprensión e hizo hincapié en que el cierre de locales se ha demostrado como una medida efectiva para aplacar la última ola del virus. Si es necesario, dijo, habrá una segunda convocatoria del Plan Resistir para compensar a uno de los colectivos más duramente golpeados por la crisis, cuyo malestar aseguró comprender a la perfección. Ayer entró en vigor otro paquete de ayudas de la Generalitat por importe de 18 millones de euros para paliar las pérdidas del sector turístico.

«No todos los días son iguales»

El president también quiso lanzar un mensaje a todos aquellos que acusan la fatiga pandémica y que arrastran la pesada sensación de que todos los días son iguales bajo el paraguas de las restricciones. «No todos los días son iguales. Cerramos el mes de enero con 75.000 enfermos y ahora son 30.000 menos», incidió. Persistir fue el verbo que empleó el jefe del Consell para animar a consolidar la inercia positiva y continuar con un «sacrificio» que en las últimas semanas se ha traducido en «resultados esperanzadores, con un descenso del 30 % en la cifra de hospitalizados, una reducción del 41 % en la incidencia acumulada y un número de altas que triplica a los nuevos casos en los siete días precedentes. «Estamos mejor, pero aún no estamos bien. Nos queda camino por recorrer para salir de la zona crítica», insistió Puig, que recordó que el nivel de casos en la Comunidad Valenciana todavía está a la mitad del pico que se alcanzó en enero. El president reivindicó que el conjunto de medidas adoptadas han funcionado bien, «de una manera más rápida de la que esperábamos».

La prórroga de esas restricciones cuenta con el respaldo en bloque de todos los socios Consell y fue avalada ayer por el grupo de expertos que asesora a Puig en el combate de la pandemia. La unidad en la comisión interdepartamental fue total, una extrañeza teniendo en cuenta los precedentes de reuniones anteriores, cuando las discrepancias eran evidentes. La única apreciación encima de la mesa la hizo el secretario autonómico de Turismo, que pidió un poco más de pedagogía con la hostelería y el turismo para hacer entender que resulta indispensable mantener las medidas.

En una reunión previa a la Interdepartamental, los especialistas trasladaron la conveniencia de esperar a comprobar cómo evolucionan los contagios y los hospitalizados para decidir dentro de dos semanas sobre la desescalada y su intensidad. También la OMS recomendó ayer estirar las medidas excepcionales todo lo posible para frenar la expansión.

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Vigilancia sobre las cepas

La decisión sobre la desescalada, según Puig, se adoptará en función del compendio de estudios, datos e indicadores que se manejen en la recta final de este mes. El proceso no solo dependerá de la tendencia que registre el virus entonces, sino de aspectos «más allá de la Comunitat Valenciana» como el avance de las nuevas cepas del coronavirus, que centran la atención de la comunidad científica. «Las restricciones durarán el tiempo que sea necesario, ni un días más». El president defendió que el «gran activo» sigue siendo la vacunación y cifró en 220.000 las dosis administradas hasta ayer. Los objetivos más inmediatos pasan por cerrar esta semana con 100.000 valencianos inmunizados con las dos dosis y por completar la vacunación en todas las residencias -excepto los contagiados- antes del 18 de febrero.