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Ni rastro del baby boom esperado tras el confinamiento

Las dificultades para poder tener hijos son por todos conocidas: desempleo, estabilidad laboral tardía o falta de medidas para apoyar la natalidad y la conciliación laboral y familiar de los padres

Bebé recién nacido junto a su madre, realizando el piel con piel. | INFORMACIÓN

La natalidad sigue en caída libre. La coyuntura de crisis sanitaria y el confinamiento no ha ayudado a paliar el descenso progresivo de nacimientos. Ni en la Comunidad Valenciana, ni en España. Así lo confirman los datos. La natalidad descendió en enero de 2021 un 24,5 % respecto al mismo mes en 2020. Una cifra de nacimientos estimados que está por debajo de la media nacional, que se ilustra con una bajada del 20 %.

El Instituto Nacional de Estadística hizo públicos ayer los nacimientos acumulados en el primer mes de 2021. Los resultados confirman que cada vez nacen menos bebés y esta tendencia no parece que vaya encaminada a cambiar. Todo lo contrario. El territorio valenciano es, de hecho, uno de los que peores datos registran. Ese descenso de casi el 25 % solo está por encima de Cantabria, Asturias, Ceuta y Melilla. Por provincias, Castellón es el territorio donde menos bebés han nacido en 2021 con una disminución del 33,51 %. Le sigue València, con un descenso del 23,63 % y por último, Alicante registra una bajada del 22,61 %.

El confinamiento que comenzó a mediados de marzo del año pasado no ha traído nueve meses después un baby boom, como cabía esperar, sino todo lo contrario: en enero de 2021 nacieron 24.061 niños en España, 6.000 menos que en el mismo mes del año anterior.

Los expertos creen que hay que esperar unos meses para ver si este mínimo se consolida o responde a los momentos de "pánico e incertidumbre" que se vivieron en la peor situación de la pandemia, como apunta Alejandro Macarrón, director de la Fundación Renacimiento Demográfico, una organización independiente sin afiliación política ni religiosa, preocupada por las consecuencias de la natalidad y el envejecimiento de la población.

"Creíamos que iba a ver un baby boom porque la gente se iba a juntar más, pero ha primado el ambiente de zozobra e incertidumbre que se creó y que hizo que los ciudadanos amplificaran las dificultades, que existen para poder tener hijos", señala este ingeniero y consultor, coordinador del Observatorio Demográfico CEU. Las dificultades son de todos conocidas, tal y como recuerda el experto: desempleo, estabilidad laboral tardía o falta de medidas para apoyar la natalidad y la conciliación laboral y familiar de los padres, entre otras.

Pero detrás de esa constante tendencia a la baja de la natalidad desde hace varios años está de forma determinante, según el experto, "una tendencia de desvaloración de lo que es tener niños, de la maternidad y la paternidad". El caso es que llevamos rozando mínimos históricos y batiendo récord desde hace tiempo. "Estamos en niveles de nacimientos del siglo XVII o XVIII, y si no contásemos los nacimientos de mujeres inmigrantes, estaríamos en el XVI", según el especialista. Una tendencia a la baja que comenzó a ser preocupante hace cuarenta años, cuando entramos en un terreno negativo de la natalidad para la reposición, y que empeoro aún más a partir del año 1985 hasta llegar al 90 cuando llegamos a ser el país con menos hijos por mujer del mundo.

Cada año tenemos menos mujeres en edad de tener niños ya, y además ha caído el número de hijos por mujer, según Macarrón, quien aboga por concienciar a la sociedad de que la caída de los nacimientos es un grave problema, algo que cree que los ciudadanos no perciben. José Ignacio Conde Ruiz, el subdirector de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), autor de un artículo sobre el proceso de envejecimiento en España, vincula directamente el mínimo histórico de la natalidad de este mes de diciembre a la economía, y no sólo a la que arrastra el covid. "Quienes han sufrido el coste de la crisis en 2020 han sido las personas con contratos temporales, y ahí están muchos jóvenes, y a ellos se les han juntado dos crisis seguidas. La está sufriendo una generación a una edad muy determinante para el desarrollo laboral y personal", dice Conde. Esa es la causa principal, en su opinión: un mercado laboral muy precario, que ha afectado a los más jóvenes muy especialmente en estos meses.

Maternidad en Estado de Alarma

Pero no todo es de color negro. Contra todo pronóstico, una vez vistos los datos del INE, sí hay valencianas que han dado a luz en los últimos meses. El confinamiento también ha hecho que hubiera mujeres, por diferentes circunstancias, que decidieran quedarse embarazadas en el encierro domiciliario de marzo. Quizás por la imperativa de estar en casa, quizás porque el ritmo de vida dio un giro de 180 grados al decretarse el Estado de Alarma.

«Fue inesperado pero la pandemia no ha supuesto problema. Hemos ido con cuidado y cautela»

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Marta Bañuls es concejala en el Ayuntamiento de Xàbia. También tiene una asesoría fiscal, laboral y contable. Y desde el 1 de enero de 2021 es madre de Martí. Marta supo que estaba embarazada el pasado mayo. «Fue inesperado pero la pandemia no ha supuesto problema. Hemos ido con cuidado y cautela». Ella y su marido dicen que Martí se porta muy bien, «es muy ‘bonico’».

Todas coinciden en que cuando más se hace notar la situación sanitaria es a la hora de compartir con los seres queridos. «Es lo que más ganas tenemos de hacer. Juntarnos con nuestra gente y estar todos juntos», dice Marta.

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Los partos de la pandemia

Patxuca de Miguel es matrona desde 1985. Trabajadora del Hospital de Alcoy, reflexiona sobre los partos asistidos en pandemia. Pues también los ha vivido, pero desde el otro lado. «Hemos trabajado en equipo desde la proximidad y el respeto». El acompañamiento y el cuidado continuo a las mujeres que pasan por el paritorio, dice, es «importantísimo».

Por eso, cree que igual que se puso, se retiró, la prohibición de que las madres estuvieran acompañadas durante el parto. «Las mujeres que iban a dar a luz eran conscientes de que tenían que tener cuidado en no contagiarse». De Miguel coincide con que quizás la parte más difícil haya sido el posparto sin el apoyo «de la madres, las hermanas, las amigas, esa red de compartir felicidad en directo». Con todo, reconoce la buena respuesta de todas las mujeres en una situación complicada e incierta como la actual de una crisis sanitaria sin precedentes.

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