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Los mayores de los geriátricos se reencuentran con sus familias tras un año de aislamiento

La nueva normalidad permite a los residentes salir bajo estrictas medidas sanitarias para evitar que el virus vuelva a entrar en las residencias

Un residente de La Molineta de Petrer, con su nieto, camino de casa para comer con la familia. ÁXEL ÁLVAREZ

Alegre como un niño cuando le regalan un juguete. Así salió ayer Juan, a punto de cumplir los 90 años de edad, de la residencia de mayores La Molineta de Petrer tras doce meses sin poder salir a la calle ni recibir visitas por las restricciones sanitarias de la pandemia. La última actualización del estado de incidencia del covid-19 ha permitido a muchos Departamentos de Salud de la provincia regresar a la fase de la nueva normalidad. Los usuarios ya pueden, por tanto, realizar salidas ordinarias sin pernoctación y salidas vacacionales con pernoctación pero, en este caso, durante un período mínimo de siete días.

En el Departamento de Salud de Elda, donde se encuentra el geriátrico de Petrer, ayer fue el primer día en el que se aplicaba el nuevo plan de actuación de las residencias de mayores dependientes. Un protocolo que viene contemplado en la resolución de 5 de enero de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas para los momentos de bajo nivel de alerta epidemiológica, como es el caso actual. De hecho, ayer no se registró en toda la Comunidad Valenciana ni un solo contagio ni fallecido entre residentes y trabajadores. En estos momentos en vigilancia activa de control sanitario solo hay dos residencias, una en la provincia de Alicante y otra en Valencia y, desde la última actualización de datos por parte de la Conselleria de Sanidad, los casos positivos en residencias de mayores se han reducido a tres: uno en Alicante y dos en Valencia.

Los dos nietos de Juan fueron ayer a buscarlo a La Molineta para llevárselo a comer y él los recibió eufórico. En casa lo esperaban su hija y su sobrina de siete años que le habían preparado un banquete para celebrar el feliz reencuentro. Por la tarde, al regresar a la residencia, sus nietos explicaron que «al abuelo le hacía mucha falta salir y a nosotros nos hacía mucha falta verlo. La verdad es que se lo ha pasado muy bien y hemos estado muy felices». El festín le encantó. Sobre todo los calamares y los boquerones de los que dio buena cuenta. «Lo hemos visto muy bien y con el aperitivo ha disfrutado como un niño», indicaban sus nietos sonriendo mientras él asentía añadiendo que tenía muchas ganas de salir porque se sentía «como en una cárcel».

Juan no ha sido el único residente de la provincia en poder volver a pisar la calle tras un año en el que el virus ha sido especialmente cruel con los mayores. Pero en todos los casos el procedimiento a seguir en las salidas ordinarias es especialmente meticuloso para evitar que el virus vuelva a entrar en las residencias. Todos los permisos deben ser previamente solicitados y autorizados por la dirección de cada centro y cuando tienen por destino un domicilio familiar, el tutor o tutora deberá firmar una declaración responsable comprometiéndose a adoptar rigurosamente las medidas preventivas: distancia social, higiene de manos, uso de mascarilla y ventilación. Además, solo se podrá acudir a un único domicilio de una sola unidad de convivencia estable y manteniendo siempre la misma burbuja. En ningún caso se superará el número máximo permitido de personas por las autoridades sanitarias para la población en general y, durante la estancia en la vivienda, se evitarán encuentros y contactos con personas de otras unidades de convivencia.

Antes de salir de la residencia y a su regreso, a todos los mayores se le realiza un control de temperatura. Si al marcharse supera los 37 grados no se le permite ausentarse del centro y, si ocurre a su vuelta, se le somete a aislamiento preventivo, en una habitación individual, hasta ser valorado por el personal médico. Los profesionales del sector entienden que son medidas muy estrictas pero las justifican por la necesidad de evitar más contagios y muertes en los geriátricos de la provincia.

En el caso de que las familias pidan llevarse al residente de vacaciones los requisitos son igual de restrictivos. En todos los casos el reingreso debe realizarse tras una PCR negativa, con un máximo de 72 horas antes del retorno, y se aplican 10 días de aislamiento tras una nueva PCR negativa.

La patronal del sector pide revisar los aislamientos y la vacunación

La Asociación Empresarial de Residencias y Servicios a Personas Dependientes de la Comunidad Valenciana (Aerte) mantendrá este viernes una reunión telemática con Sanidad. El objetivo es «suavizar» las medidas que se aplican al sector y modificar los protocolos de aislamiento y vacunación atendiendo al descenso de los niveles de incidencia de la pandemia. «Esto ha sido una pesadilla que se nos ha hecho muy larga y esperamos que la conselleria flexibilice las medidas restrictivas que se vienen aplicando al sector desde enero», reiteró ayer a este diario José María Toro, presidente de Aerte. En su opinión la inmunidad que han proporcionado las vacunas y el descenso de los contagios en el conjunto del territorio valenciano han convertido los centros de mayores en lugares más seguros. «Los residentes, sus familias y los profesionales han sufrido mucho en este último año y hay que volver a una relativa normalidad lo antes posible», subrayó Toro. Evitar los aislamientos completos en caso de contagio es una de las reivindicaciones que se van a plantear. La otra petición tiene que ver con la necesidad de hacer un seguimiento serológico de los mayores. Así se podrá conocer el nivel de inmunidad que tienen en cada momento porque los efectos de la vacuna no son «eternos».

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