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La improvisación en la gestión del covid hunde las reservas turísticas del verano

La patronal considera que el turismo de la Costa Blanca está siendo continuamente castigado durante la pandemia y advierte del peligro que supone que el Caribe, Turquía y Grecia se lleven a los turistas británicos la próxima temporada alta

Una madre camina con su hija por el paseo de la playa de Benidorm David Revenga

El penúltimo palo al sector turístico. Si ya la expulsión de los turistas británicos -la ley es la ley, por supuesto- por no poder acreditar su residencia en la provincia de Alicante ha sido un golpe a la imagen turística de la Costa Blanca, la errática política con respecto al uso de mascarillas en la playa ha paralizado las reservas que se estaban realizando para el verano en la Costa Blanca. Aunque se plantea eliminar la restricción, la medida, según denunció Nuria Montes, secretaria general de la patronal hotelera Hosbec, va más allá de torpedear el puente, sino que ha hundido la ya maltrecha venta de las vacaciones veraniegas. Los países del Caribe, Grecia, Turquía o las mismas Baleares y Canarias permiten disfrutar de sus playas sin la mascarilla y, por lo tanto, añaden un importante atractivo a su ya competitiva oferta.

Fuentes de Presidencia de la Generalitat recordaron que en este punto comparten la opinión del sector turístico y la propia consellera de Sanidad, Ana Barceló, trasladó ayer al Gobierno que la Generalitat se opone al uso de la mascarilla en las playas mientras se toma el sol y, por supuesto, el baño, y así lo va a trasladar en la próxima reunión interdepartamental. Sin embargo, esta medida y las restricciones a la movilidad entre las autonomías han dejado la ocupación media del puente en un pobre 35% en los hoteles de la Costa Blanca, cuando, además, solo el 40% de los hoteles está abierto.

«A estas alturas, cada día cuesta creer más que esto se deba al desconocimiento que las autoridades sanitarias tienen del sector o una sucesión de errores. Está claro que estamos ante una clara estrategia para impedir que haya gente en las playas esta Semana Santa, sobre todo tras lo sucedido el fin de semana pasado en Barcelona. En el Gobierno no se enteran, no conocen el sector y creo que ni son conscientes del año que nos han hecho», afirmó Nuria Montes. Y es que los hoteles han visto cómo la imposición del uso de las mascarillas torpedea directamente la comercialización de las vacaciones del próximo verano, que ya de por sí se presentaba muy complicado, según apuntaron fuentes de la patronal.

«No miden las consecuencias de sus hechos y toman decisiones absurdas porque no hay ninguna base científica, -y lo dicen los expertos-, para imponer el uso de la mascarilla en la playa y en los espacios naturales, donde se pueden guardar las distancias. Así no se controla el covid, pero les da exactamente igual. Admiten que deben matizar el decreto pero no lo han cambiado, y no será porque el Estado no tiene abogados y gente preparada para publicar una fe de errores. Sencillamente, no quieren que la gente vaya a la playa en Pascua, pero no calculan el daño que esto provoca, no ya para estos días, insisto, sino para el próximo verano», subrayó Nuria Montes. El sector turístico no podría afrontar un verano como el del pasado 2020 y, de hecho, ya se han producido los primeros despidos definitivos de trabajadores, tras salir de los ERTE.

En este sentido, el presidente de la patronal, Toni Mayor, recuerda que, «en estos momentos, la industria hotelera y del alojamiento turístico es de las pocas áreas de actividad que está casi totalmente paralizada por los efectos del covid». Mientras que otros sectores ha podido abrir sus puertas y empezar a trabajar, aunque sea parcialmente, «el 40% de la planta hotelera lleva cerrada a cal y canto desde hace 12 meses, aunque las pérdidas empezaron a generarse mucho antes con las múltiples cancelaciones de reservas, eventos que se fueron sucediendo desde el mes de enero de 2020, antes del estado de alarma».

Hosbec considera que «ha llegado el momento de la acción porque de no hacerlo, las consecuencias serán irreparables. Además, las perspectivas no son nada favorables para las próximas semanas e incluso meses, con una vacunación a un ritmo «frustrante por su lentitud y con una amenaza de cuarta ola de contagios que poco tendrá que ver con la actividad turística pero que nos condenará a mantener las empresas cerradas», aseveraron desde la patronal hotelera. En cuanto al ritmo de ventas para el verano, el anuncio de la imposición de la ventanilla y el bajo ritmo de vacunación provocan que la contratación del turismo extranjero se concentre en el otoño e incluso para 2022.

Sanidad, marcada por el quiero pero no puedo

El Consell prepara la modificación de una norma que ya estaba vigente en la Comunidad

La consellera de Sanidad, Ana Barceló, y el propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, que en este tema sigue al pie de la letra las instrucciones de los sanitarios, andan preparando ahora la estrategia a llevar la próxima semana al consejo interdepartamental donde se decidirá de qué forman matizan el decreto de Gobierno que ha impuesto el uso de la mascarilla a nivel estatal. Imposición que, paradójicamente, ya estaba en vigor desde hace un mes en la Comunidad Valenciana, cuando desde Sanidad se decretó que había que utilizar la mascarilla, a excepción, de los deportistas en todos los espacios al aire libre, incluidas las playas, aunque se pudiera guardar la distancia de seguridad. En las playas, según admiten desde el Consell, solo estaba permitido retirársela de la cara a la hora del baño. Era febrero y entonces, salvo los deportistas, pocos eran los que se atrevían a meterse en el mar. El tiempo fue pasando, el agua del mar sigue fría, pero ya hay días en los que apetece tomar el sol sol sobre la arena, de ahí que, al margen de decreto, ahora la Generalitat es presa de sus propia legislación. La próxima semana se suavizará el decreto -vamos hay camino de mayo-, primero el estatal y después el autonómico. El jueves, nadie del Consell, que asegura que está en contra del uso de la mascarilla en la playa, puso fecha para el final de la prohibición. De momento, pues, sigue vigente.

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