Los adolescentes de entre 14 y 18 años de la Comunidad lideran el consumo de tranquilizantes en España

Expertos alertan de que la toma en esas edades de medicamentos hipnosedantes se realiza principalmente sin receta y buscando "un efecto droga". También achacan el dato a una "inexistente" prevención escolar

Cajas de medicamentos en una farmacia.

Cajas de medicamentos en una farmacia. / GABRIEL UTIEL

Los jóvenes de entre 14 y 18 de la Comunidad se sitúan a la cabeza en el consumo de tranquilizantes en España, según reflejan los datos de la última Encuesta Sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias, denominada Estudes.

Unos 40.000 adolescentes valencianos habrían tomado alguna vez tranquilizantes con, o sin receta, mientras que, unos 28.300 lo habrían hecho en el último año. Se trata del 23,3% y del 15,6% respectivamente.

No obstante, la última Estudes también arrojaba otras cifras que hacen encender las alarmas. Esto es, los jóvenes de la Comunidad también se sitúan los primeros a nivel nacional en consumo de marihuana, con un 36% de población que lo habría probado alguna vez en la vida.   

Receta

Puestos en contexto, los expertos consultados por este diario advierten que el consumo de los medicamentos hipnosedantes que realizan los jóvenes hoy en día, en muy bajo porcentaje se destina a su propósito real. Así, señalan también que lo peligroso es la venta sin receta puesto que muchos jóvenes de entre 14 y 18 años estarían teniendo acceso a la compra de fármacos como el trankimazin en la calle.

En esta línea, Bartolomé Pérez Gálvez, Psiquiatra de la Unidad de Alcohología del Hospital de Sant Joan remarca la importancia del consumo de estos fármacos en función de si existe o no indicación terapéutica: “Lo grave sería que subiese la demanda con receta, porque sería un indicador de que prevalece más un cuadro de ansiedad o depresión, pero al ser sin receta nos indica que esos fármacos se están usando para buscar un efecto droga entre los jóvenes”.

Conforme dicta el facultativo, el pensamiento de un porcentaje de los jóvenes que consumen hipnosedantes es el siguiente: “Salgo y mi previa es meterme un diazepam para que la primera cerveza me haga un efecto más potente”.

Un grupo de jóvenes en la playa de Muchavista.

Un grupo de jóvenes en la playa de Muchavista. / RAFA ARJONES

De esta forma, la Comunidad se encuentra empatada con Canarias en el porcentaje de adolescentes que han recurrido a los tranquilizantes alguna vez, pero supera a las islas en tanto en cuanto a los que los han consumido en el último año.

Sin embargo, tomando como referencia el informe del Plan Nacional de Drogas y en concreto, la ESTUDES, no hay ninguna otra autonomía española que supere las cantidades que arrojan los territorios de Castellón, Valencia y Alicante en su conjunto en lo referente al consumo de hipnosedantes, entre tranquilizantes, somníferos y sedantes, todos ellos incluidos en la misma categoría.

Prevención

Pérez Gálvez pone el acento en la “inexistente” prevención escolar para tratar de revertir estos números en el consumo tanto de drogas como de hipnosedantes en los jóvenes de la Comunidad. Así, el experto lamenta que las conferencias que se imparten en los centros educativos no son suficientes. “Organismos como el observatorio europeo de toxicomanías o naciones unidas han dejado claro que las charlas no son prevención”, añade.

Todo esto se debe, según el facultativo, a que “no hay un discurso que preocupe y se han normalizado el consumo de algunas drogas” y añade que “en los centros educativos se compite con otros problemas sociales como puede ser el bullying”.  

Consecuencias

En este sentido, el psiquiatra afirma que el consumo de tranquilizantes en jóvenes de entre 14 y 18 años como tal no es preocupante, pero sí el mezclarlo con otro tipo de sustancias ya que el mismo colectivo que se pasa con estos fármacos también lo hace con las drogas.

“Entre ese rango de edad el lóbulo frontal, que permite razonar y controlar impulsos entre otras funciones, está en desarrollo y se cierra a los 22 años. Con el consumo de este tipo de sustancias, el desarrollo se queda limitado y ya no se puede recuperar”.

No obstante, Pérez Gálvez hace hincapié en lo realmente preocupante, que es que estudiantes de esas edades tengan que hacer uso de este tipo de fármacos que mezclados con otras drogas tienen una función desinhibidora. “Los jóvenes buscan evadirse y no divertirse, lo consumen para olvidar y eso es un problema”.

Consumo real

Sobre el consumo real de medicamentos hipnosedantes, el psiquiatra asegura que habrá jóvenes que los tomarán con receta y por necesidad. Así, pone el foco en la salud mental infantojuvenil, que está más afectada que años atrás a consecuencia de la pandemia y otros factores.

“Los jóvenes están expuestos a más presión que antes, pero en esas edades no tendría que caber un consumo de tranquilizantes sin receta y se está dando porque hay una bajada de la percepción del riesgo”, explica.

Por ello, recalca la importancia de trazar un buen plan de prevención para actuar de cara a intentar revertir estos datos en el consumo de drogas e hipnosedantes en la Comunidad.