Nochebuena en el piso 10, 15 o 20 sin ascensor: la cena se sube a pie o en capazo

Fincas de Sociópolis siguen sin ascensor y las fiestas llegan con dos meses de aislamiento

Tamara viene "cada semana y media" desde Logroño para abastecer a su madre, que vive en un piso sin ascensor afectado por la DANA

MOISÉS DOMÍNGUEZ

Moisés Domínguez

Si la Nochebuena en las poblaciones afectadas por la dana es complicada, cuando las barreras arquitectónicas lo complican, aún la hacen más sombría. Entre los numerosos casos, hay uno que, aún visibilizado, permanece inalterable conforme pasan las semanas y que depende de una disponibilidad técnica y que afecta a la ciudad de València: cientos de personas tendrán que subir a pie hasta sus respectivos pisos porque no funcionan los ascensores.

Y para una parte de ellos, esta escalada no será de cuatro o cinco -no son pocas las fincas construidas hace sesenta años que aún no disponen de ascensor-, sino de quince o hasta veinte plantas, con las bandejas de comida o la bebida. Son los vecinos de las torres altas de la comarca. Salvaron sus hogares, eso es indudable, pero prácticamente todos perdieron, como mínimo, el vehículo -y alguno, por querer salvarlo, también perdieron la vida-. Ahora, vivir en una torre, adquirida con la esperanza de una nueva vida, se convierte en un calvario diario, a la espera de que llegue el arreglo. 

Celda de aislamiento

Y que se agrava aún más con las personas que tienen movilidad reducida, que mantiene una condena en celda de aislamiento, su domicilio, desde hace dos meses. 

Las torres de Sociópolis son el lugar donde se concentra este particular drama. Sirva el ejemplo de Coluvamar, una torre con una veintena de alturas donde ninguno de los tres ascensores está todavía reparado. Se preguntan con angustia "cuanto más va a durar esto". Y ruegan sin éxito que la reparación tenga provisionalidad; es decir, hasta el primer piso. Porque si no, el panorama es subir pisos y más pisos. Carlos es médico y se carga de valor para la comida de Nochebuena: sube, peldaño a peldaño, un carrito. "Al final tenemos que concentrar todos los recados a la vez. Lo mismo que bajar la basura". 

Pero cuando se tiene movilidad reducida, el problema se multiplica. Han acabado por ser como de la familia: Maribel y José María. Él pasó la noche subido a una furgoneta. "Los primeros días sí que me levantaba". Sobresaltado. Ahor le irrita que le escatiman dinero de la indemnización del coche y este subir y bajar a un piso quince con los problemas que tienen ambos. "Y eso que los chicos de Cáritas nos suben cosas que pesan. Pero, ¿de verdad no nos pueden arreglar uno, aunque sólo sea uno?"

Un sistema rudimentario con "cabaç"

Los vecinos han tenido que improvisar un sistema manual con una polea y un "cabaç" que han construido ellos mismos, para al menos intentar subir la compra a las plantas altas. Pero muchos de los vecinos tampoco pueden usar este sistema porque requiere fuerza para tirar de la polea. Tamara viene "cada semana y media" desde Logroño para abastecer a su madre, sobre todo de comida fresca, porque vive en el décimo piso y tiene movilidad reducida. La tienen que ayudar también para izar la comida. 

El problema, la planta baja

Según fuentes de la comunidad ubicada en La Torre, “el consorcio acaba de adelantar 40.000 euros para reparaciones de la finca cuando el propio consorcio cuantificó nuestros daños en unos 400.000 euros, también insuficientes por el tamaño del edificio… Este adelanto ayuda, pero es claramente insuficiente, porque solo las bombas de presión han costado unos 40.000”. Según explican, “la puesta en marcha de dos de los tres ascensores hasta la planta 1, sin llegar a cota cero, ya supone un desembolso de 11.000 euros”. La reparación de los tres ascensores hasta la planta baja, serian 118.000 adicionales. En la planta baja es donde están los daños mayores por la inundación. 

Dos meses sin bajar

Neus, que está a punto de completar dos meses sin bajar, convaleciente de un enfermedad pulmonar crónica. Y cuando no son mayores, son pequeños. Una pareja del piso 18 tienen dos niñas de 9 y 6 años. "18 pisos con las mochilas del colegio, ropa... y nosotros no podemos ayudarles porque ya vamos bastante cargados con la compra … intentamos hacer solo un único viaje al dia.. problemas ya en articulaciones y las niñas también se quejan.. al principio iban con energía pero ahora ellas mismas ya se quejan que no quieren subir. Es muy triste que cada día volver a casa se convierta en un drama”.

Sergio y Roberto, también de la planta 20, lamentan su continuo subir y bajar. "Al final, esto es un estrés continuo. Todos pensamos que las fincas que tienen tantas alturas deberían tener algún tipo de prioridad y que debería haber un poco de sensibilidad". En la escalera se comenta, al referirse a esta cuestión, que "sin embargo, también te escuchas que no hemos perdido la casa, que tenemos suerte". Ninguno, salvo que estuviera fuera de casa, salvó el vehículo. Ni lo que había en los trasteros. Y una mujer del piso 16 perdió la vida. "Sabemos que hay muchos afectados pero pocos viven tan altos, esto es un tipo de vivienda única en la comarca". Otros, directamente, se han marchado. 

En total para la partida de los ascensores aproximadamente 130.000 euros dónde el consorcio tan solo asigna 98.000 euros. Las mismas fuentes del vecindario indican impotentes que “Hemos solicitado presupuestos a diferentes empresas de mantenimiento de ascensores y el presupuesto de reparación ronda los 130.000 , pero el consorcio no valida ninguno de estos presupuestos argumentando que no están acorde al mercado pero no aporta solución".

Y por si fuera poco, a la comunidad le queda por reparar la descalcificadora , los muros de los sótanos, la puerta del garaje, la del portal, la pared de los buzones que se vino abajo, la iluminación y cuadros de electricidad, el sistema de extracción de aire de garajes... eso sí, en la rotonda les han puesto una estrella de luz. "Pero eso no nos ayuda". 

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