Rafa Guerrero es psicólogo y doctor en Educación. Director de Darwin Psicólogos. Autor de los libros “Educación emocional y apego. Pautas prácticas para gestionar las emociones en casa y en el aula” (2018), “Cuentos para el desarrollo emocional desde la teoría del apego” (2019), “Cómo estimular el cerebro del niño” (2020) y ‘Educar en el vínculo” 2020. Colaborador habitual del diario El País.

Es uno de los ponentes del evento Gestionando Hijos.

Rafa, curso acelerado para principiantes: ¿qué es el apego?

Es un vínculo que se da siempre entre el ser más débil (el niño) y el más fuerte (su cuidador principal). A mí me gusta destacar del apego que es una dirección bidireccional, porque va en los dos sentidos, pero hay que saber que la relación es asimétrica: el niño necesita de su cuidador para poder sobrevivir, pero al contrario no es así. Por tanto, al contrario de lo que se pueda pensar, el apego es una cuestión de supervivencia para el niño. Sin apego el niño se moriría.

¿Cómo podemos saber las madres y padres que nos estamos vinculando de forma correcta con nuestros hijos? Porque el apego existe siempre, pero no siempre se da de una forma segura…

Nos estaremos vinculando de forma correcta con nuestros hijos cuando seamos responsivos, es decir, sepamos responder de forma adecuada a sus necesidades. Y sus necesidades son muchas y muy diversas: que les demos de comer cuando tengan hambre, que les arropemos cuando tengan frío, que les ayudemos a dormir cuando tengan sueño o estén cansados, que entendamos sus emociones, que les demos amor, que les pongamos límites, que fomentemos su identidad, su autonomía…

Pero cuidado, lo que tenemos que hacer es cubrir las necesidades de nuestros hijos de una forma suficiente. Es decir, no se trata de cuanto más mejor, sino de cubrirlas en su justa medida.

¿Cuáles pueden ser las consecuencias de no desarrollar un apego seguro con nuestros hijos?

Las consecuencias son muchas. Por ejemplo, si mis padres no han fomentado mi autonomía cuando era niño, de adulto tendré la autoestima baja, no sabré tomar decisiones…. Si mis padres no han sabido ponerse en mi lugar, entender mis emociones… difícilmente yo podré ser empático y ponerme en el lugar de mi pareja, amigos…etc. Por no hablar de que la probabilidad de poder desarrollar una adicción es mayor.

“Hemos de cubrir las necesidades de los hijos de una manera suficiente, no se trata de cuanto más mejor”

Adicciones. Rafa, ¿existe una relación entre el apego y las adicciones?

Por supuesto. Tendemos a pensar que los trastornos mentales son algo que nos ha tocado vivir y ya está. Pero los trastornos vienen por algo, hay una causa detrás, de las adicciones también.

Como somos mamíferos, requerimos para desarrollarnos de alguien que cuide de nosotros, lo que implica que cubra nuestras necesidades (emocionales, fisiológicas, cognitivas y sociales). Si esta función mis padres no han sabido hacerla bien, aumentan las probabilidades de que yo desarrolle una adicción.

¿Por qué? Porque la persona que tiene una adicción (a la comida, a las drogas, al trabajo, a una persona, a las nuevas tecnologías...) está buscando “algo” que cubra esa necesidad que en su día nadie cubrió. Por tanto, si mamá y papá no me dieron lo que yo necesitaba, yo trataré de cubrir esa carencia de alguna forma. A esto se llama el bucle de la reivindicación: pedir a otras cosas o personas que me den lo que no me dieron.

Has hablado de lo necesario que es cubrir las necesidades de nuestros hijos. Hay algunas que nadie pone en duda, como son las fisiólogicas (nadie te dice que no des de comer a tu hijo si tiene hambre). Pero hay otras que, en cambio, se ponen más en entredicho, como son las emocionales/afectivas… Aún oímos frases como: “no le cojas si llora que se acostumbra”. ¿Por qué?

Dar cariño no es un extra, no es un lujo, es cubrir una necesidad. Y eso es algo que aún, por desgracia, cuesta entender. Pensamos erróneamente que si las cubrimos les vamos a perjudicar, y es justo lo contrario.

Hay una frase de Francesc Sainz que lo define muy bien: “Si un niño se siente especial en los primeros momentos de desarrollo, no necesitará ser especial para el resto del mundo el resto de su vida”.

Pero esto es algo que ocurre en todas las relaciones interpersonales, no solo en la que se da entre hijos y padres…

Efectivamente. Somos mamíferos y seres sociales. Y necesitamos del tacto, de ser abrazados, de ser tranquilizados. Cuando alguien está experimentando una emoción muy intensa, un simple abrazo le tranquiliza. Eso a un reptil no le ocurre. Un reptil no experimenta emociones, pero un mamífero sí.

Un reptil pasa la dependencia a la independencia, un mamífero no, un mamífero pasa de la dependencia a la interdependencia (dependemos los unos de los otros). Pero nos hemos creado una idea errónea del ser humano, nos creemos omnipotentes, y estamos pagando las consecuencias.

¿En el otro extremo estarían los padres sobreprotectores?

Efectivamente, en algunos casos hemos pasado de un modelo autoritario (porque lo digo yo) a un modelo totalmente opuesto.

Y tan negativo es no cubrir las necesidades como no permitir a nuestros hijos que se equivoquen, que se caigan, que vayan adquiriendo autonomía… Por eso digo que vincularnos de forma sana con nuestros hijos es cubrir sus necesidades de forma adecuada, sin quedarnos cortos, pero también sin pasarnos.