Bajo el epígrafe «El reto de educar niños de alta demanda», la psicóloga Úrsula Perona completó la segunda ponencia virtual del ciclo Gestionando Hijos, la programación de conferencias virtuales que organiza Prensa Ibérica en Alicante a lo largo de este mes para madres, padres y profesionales. La divulgadora alicantina trató de explicitar las características que sirven para identificar a este tipo de menores que, a menudo, la gente identifica erróneamente con chicos malcriados, consentidos, mimados...

Cómo diferenciar a un niño de alta demanda

Diferenciar a un niño de alta demanda es fundamental para poder trabajar en su desarrollo. En la formulación de la teoría «crianza con apego», el psicólogo estadounidense William Sears distinguió entre temperamento (determinado por nuestra carga genética) y carácter (definido por el entorno social). La suma de ambos establece nuestra personalidad. Un niño o niña puede tener un temperamento difícil, pero un carácter afable, cordial, alegre.

“Son niños de una enorme inmadurez emocional que necesitan de sus padres y madres sean capaces de comprender sus necesidades, establecer límites muy claros”

Perona aclara que los niños de alta demanda –llamados así por la elevada dosis de atención emocional que precisan ya desde que nacen–, son hipersensibles, muy activos, perseverantes, contundentes, no saben entretenerse solos, reclaman afecto constantemente y manifiestan problemas de conducta, de ahí que muchas personas los confundan con niños malcriados.

No lo son. Son niños «de una enorme inmadurez emocional» que necesitan de sus padres y madres que sean capaces de «comprender sus necesidades, establecer límites muy claros, que tengan siempre una dosis extra de paciencia, que les cubran su necesidad de atención, movilidad y afecto, que respeten su esencia y su personalidad, que le ayuden a explotar su enorme potencial y que tengan la capacidad de delegar en otros, cuando corresponda, la tarea educativa «porque son padres, no superhéroes o superheroínas», enfatiza Úrsula Perona.

Síndrome de mala madre

No se trata, según la psicóloga alicantina, de satisfacer todas sus exigencias. Los niños de alta demanda «necesitan límites claros y bien definidos y, sobre todo, bien implementados». Desde su experiencia profesional, con ellos casi nunca funcionan las riñas o castigos «porque tienen un temperamento fuerte, lo que los hace muy perseverantes, tozudos». Con grandes dosis de amor, una comunicación adecuada y mucha mano izquierda, esgrime Perona, se van consiguiendo los objetivos.

Los niños de alta demanda «necesitan límites claros y bien definidos y, sobre todo, bien implementados, afirma Perona

«Es necesario tener dosis extra de paciencia y satisfacer sus necesidades emocionales, eso sin duda. Si piden afecto es porque lo necesitan. Pero, poco a poco y con el tiempo, tenemos que ir favoreciendo su independencia y autonomía personal», recomienda la divulgadora.

«Es fundamental conocer el porqué de sus comportamientos por dos motivos: en primer lugar, para saber cuáles son sus necesidades. Y, en segundo lugar, para sacudirnos de encima la culpa», responde Perona en una de las múltiples preguntas formuladas por los asistentes al seminario digital.

Todo un reto

El síndrome de la «mala madre» está muy extendido entre quienes tienen hijos con alta demanda, pero hay que entender, propone la divulgadora, que educar un niño con esta características «es un reto difícil, sí, pero también un reto maravilloso», enfatiza.

«Tienes un hijo muy intenso, demandante, y que te va a llevar al límite muchas veces. Pero esa fuerte personalidad tiene un lado muy bonito y reconfortante: un niño de alta demanda se convertirá en un adulto sensible, cariñoso, inteligente, perseverante en sus objetivos y muy interesante», sostiene Úrsula Perona.

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