"La situación epidemiológica de encefalitis trasmitidas por garrapatas en Rusia es crítica", indicó un comunicado del IEER al subrayar que este año el número de afectados por esos ácaros se multiplicó por cuatro en comparación con el año anterior.

En muchas regiones del país, las garrapatas que viven en los bosques son altamente peligrosas porque además de ser portadoras del virus de la encefalitis, pueden propagar la bacteria Borelia, causante de la enfermedad de Lyme o fiebre recurrente.

Cualquier persona que se aventure en un bosque ruso desde Kaliningrado, en el occidente, o por la enorme zona de Siberia y el litoral pacífico, puede morir o quedar inválido por la sola picadura de una garrapata infectada con el virus.

El mismo riesgo existe en toda la cuenca del Volga, la zona ribereña del Mar Negro y el Cáucaso, donde viven ácaros portadores de la fiebre de crimea o hemorrágica.

Según el comunicado para el 23 de julio, los casos de muerte por encefalitis trasmitida por picaduras de garrapatas ocurrieron en regiones de Primorie, en el Extremo Oriente, Novosibirsk y Kémerovo, en Siberia, Esverdlovsk, en la zona de los montes Urales y Yaroslav, en el centro.

Contra la encefalitis vírica y la fiebre recurrente existe una vacuna y en su primera fase ambas enfermedades son curables.

En las zonas afectadas las autoridades reforzaron las medidas, como la vacunación y campañas de información para las personas que visitan las regiones donde viven estos ácaros.

A los visitantes de los bosques se les recomienda vestir ropa gruesa y calzar botas y, en caso de picaduras de ácaros, acudir lo antes posible al centro médico para establecer si existe un riesgo grave para la salud.

Los últimos años, los habitantes de ciudades siberianas como Tiumén, o Jabárovsk, en el litoral pacífico, corren un gran riesgo en verano porque en los parques y alamedas de esas urbes se han encontrado ácaros infectados con encefalitis.