Un infarto que lo tuvo once meses de baja y dos semanas en la UCI cambió la vida de Ramón González Amat. Fue en diciembre de 2002 y desde entonces este profesional y amante del transporte y el motor, como él mismo se define, saca tiempo y dinero de donde no lo hay para hacer lo que siempre ha querido hacer: comprar y restaurar motos antiguas.

"Mientras estuve en el hospital luchando con la muerte tuve mucho tiempo para analizar lo que había sido mi vida hasta los 42 años. Sobre todo aquellas cosas que, aunque sabemos que no debemos hacer, terminamos haciendo. Por eso cuando me dieron el alta supe que tenía una segunda oportunidad y debía aprovecharla al máximo. Y, a partir de entonces, comencé a vivir una nueva vida dedicándole el máximo tiempo a lo que de verdad importa. A la familia, a los amigos y a uno mismo", explicaba ayer mientras nos mostraba con orgullo su "gran tesoro", su flota de motos restauradas y otras muchas en proceso de restauración. Un motocarro Isso Titán de 1962, una Ducati Scrambel de 1974, una Montesa Brío 110 de 1963, un Dyane-6 y una BMW R/65 de 1983 y, la joya de la colección, la Guzzi 65 fabricada en 1960 a la que va a comenzar a "meter mano" esta misma semana.

Al año justo de salir del hospital abrió su propia empresa de mensajería -una franquicia de Tourline Express- y fundó junto a otros siete aficionados la Asociación Cultural de Amigos de las Motos Antiguas de Elda, de la que en estos momentos es responsable de asuntos legales y que, bajo la presidencia de Vicente Martínez, ha realizado innumerables eventos, vueltas, almuerzos, exposiciones y actos sociales por toda la comarca hasta contar en estos momentos con 170 socios.

Ramón González es un motero empedernido pero también es un incondicional de las antigüedades, las costumbres y las tradiciones. De todas en general pero de las de su "Elda querida" en particular. Prueba de ello es que desde febrero preside la Cofradía de los Santos Patronos. De la Virgen de la Salud y el Cristo del Buen Suceso. Las dos imágenes en torno a las que giran las Fiestas Mayores de Elda, las de septiembre, las que tienen su origen en las raíces sociales y religiosas más profundas de la ciudad. Y en este contexto Ramón se siente feliz. Tan feliz como cuando restaura una moto antigua, se sube a ella y se marcha con los amigos a cualquier carretera secundaria, "de las de antes, donde cada kilómetro recorrido es toda una aventura". En este sentido recuerda con nostalgia cuando, con 18 años recién cumplidos, se compró la Ducati Scrambell 350 con la que recorrió España, Portugal y Francia. Y también recuerda, esta vez con risa, la cara de asombro que puso el joven ingeniero de la ITV cuando llegó con su motocarro restaurado para hacerle una nueva ficha técnica. Jamás lo había visto y le pidió que le dejara darse una vuelta con él, a lo que Ramón accedió complacido. "Hace 20 años intentar recuperar un vehículo de baja era casi un delito pero desde hace ya algunos años la Administración se ha concienciado de lo importante que es conservar nuestro patrimonio automovilístico", comenta este gran enamorado de los vehículos clásicos.