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Ana Dolores Verdú. ANTROPÓLOGA INVESTIGADORA DE LA UNIVERSIDAD MIGUEL HERNÁNDEZ

"Asumimos los roles sexuales clásicos para mantener la pareja"

Interesada en el amor desde el paradigma científico y no sólo romántico, se define como una poeta rara que destripa este sentimiento universal para su estudio. Verdú, que ofreció una charla en la Universidad de Alicante, cree que las relaciones de pareja son hoy más libres pero no más igualitarias

"Asumimos los roles sexuales clásicos para mantener la pareja"

Trabaja en su tesis sobre la desigualdad en las relaciones de pareja. ¿Qué está descubriendo?

Que el sistema de género tradicional todavía ejerce influencia en la forma en que experimentamos nuestras relaciones afectivas, que muchas veces está relacionado con conflictos que aparecen de forma recurrente y que no sabemos resolver. Hay una falta de educación emocional que impide a las personas resolver a veces los conflictos personales de forma constructiva y lo normal es que acabemos asumiendo los roles sexuales clásicos para mantener la relación de pareja.

¿La violencia de género es el extremo de la desigualdad?

Sí, es la punta del iceberg de una desigualdad estructural y en ella se manifiesta esa ausencia de educación emocional, especialmente en el agresor, que está actuando con una psicología muy infantil y muy primaria.

¿Las relaciones de pareja siempre son desiguales?

Hay una gran variedad en las formas de pareja que se establecen hoy, muchas veces como rechazo a la forma tradicional que hemos visto en nuestros padres y abuelos. Eso no significa que automáticamente, por ese rechazo, tengamos relaciones igualitarias. Tenemos relaciones en las que se dan otros conflictos. La clave sería aprender a resolverlos.

Ponga algún ejemplo...

En un conflicto típico de una pareja lo que más se expresa, sobre todo en las mujeres, es la ausencia de un intercambio emocional recíproco. La mujer se configura como dadora y vuelca parte de sus energías en la relación de pareja con el fin de conservar la armonía y no percibe que el hombre haga esos esfuerzos emocionales en la misma medida. Si ese conflicto no se resuelve, lo que al final ocurre es una adaptación al rol clásico de la mujer (de dar amor y cuidados a la familia) y de alguna manera ese rol perdura.

¿Como hace 40 años, no avanzamos?

No, el panorama es distinto. Hace 40 años la relación entre la pareja y los estereotipos de género eran muy fuertes; hoy pierde importancia y se desvanecen los roles. No significa que las relaciones sean más igualitarias, sino más libres, más liberadas del esquema tradicional. La interiorización de la libertad hace que la persona tenga más capacidad para crear sus propias estrategias en una relación. Pero todavía hay unos altos niveles de insatisfacción personal, tanto en hombres como en mujeres, en sus relaciones de pareja y apunto a esa falta de educación emocional básica.

Pero esa educación emocional debería aprenderse al inicio de la vida...

Sí, desde la niñez, la familia, en el aula...

¿Y si no se ha dado, qué hay que hacer?

Esta es una capacidad innata de los seres humanos. Muchas personas lo hacen a partir de experiencias traumáticas, rupturas, se lo proponen y lo consiguen.

¿Mujeres y hombres buscan cosas diferentes en una relación de pareja?

La necesidad de amor y afecto son universales. La cultura o el sistema tradicional maximiza esa necesidad de afecto en la mujer idealizando el tema de la pareja, con un comportamiento más romántico y, en los hombres, niega la necesidad de afecto en la construcción de la identidad masculina. Necesitando lo mismo se expresan de modo diferente.

¿Cambia la idea de la masculinidad?

El concepto de masculinidad está cambiando mucho y los hombres están modificando su conducta. Pero ocurre mucho, incluso en parejas jóvenes, que la mujer, aun cuando ya ha interiorizado valores como la igualdad la libertad, la independencia, luego en una relación de pareja se adapta a las condiciones que le vienen impuestas para mantener esa relación.

Quizás las mujeres deberían reducir su apuesta emocional, ¿no?

La clave está en ser equilibrados, en desarrollar todas nuestras capacidades, en desarrollarlas igualmente, no solo las sociales para el trabajo sino también las emocionales, y ambos sexos estarían más equilibrados.

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