Vuelve a Benidorm 50 años después de ganar el Festival de la Canción. ¿Qué recuerdos tiene de entonces?

Así es, yo empecé en Benidorm y me hace mucha ilusión volver por demostrar al público todo lo que este chaval ha aprendido desde entonces. Guardo muchos recuerdos de allí porque me acuerdo mucho de las primeras veces, se te quedan grabadas en la memoria, luego ya las segundas se te olvidan más.

¿Quién ha cambiado más, Benidorm o usted?

Yo creo que los dos. Prefiero decir que los dos hemos evolucionado. A mejor, claro.

¿Qué verá el público mañana?

Va a ver la historia de mi vida en canciones y todos los estrenos de mi último disco, Te llevo en el corazón, yde Raphael 50 años después, además de un adelanto de mi nuevo disco, que saldrá a finales de noviembre. Es que estamos en racha y hay que aprovecharlo.

Para llevar 50 años cantando deben de ponerle mucho los escenarios.

Siempre hay que poner ilusión por las cosas. Un artista, a parte de serlo, tiene que tener ilusión, si no, se acaba el artista. Pero parece que hay cuerda para rato, y más aún con el motor nuevo que me han puesto (ríe).

Miguel Ríos, Serrat, Sabina, Raphael.. ¿Los veteranos siguen teniendo mucho público?

Sí, nos lo hemos ganado a través del tiempo y cuando ya perteneces al poder popular puedes quedarte tranquilo y avanzar en otras cosas. Pero mi público es tremendamente variopinto: hay chicos, chicas; mayores que dicen a sus hijos que vayan a verme y que se quedan...

De hecho, el año pasado vino a Alicante contratado por la Concejalía de Juventud. No negará que es todo un halago.

Sí, lo es, porque además la juventud es la que manda y la que compra los discos.

Quizá hoy no compren tanto como para conseguir otro Disco de Uranio como el que tiene por haber vendido 50 millones de copias.

Hombre, en este momento es complicado, pero ese me lo dieron en el año 82 y desde entonces han caído muchos discos. Cualquier día me dan el segundo (ríe).

¿Usted no piensa despedirse como Miguel Ríos?

No, soy de la teoría de que el que nace artista, muere artista. Otra cosa es que como yo no soy tonto, soy tauro y tengo los pies en la tierra, sabré darme cuenta perfectamente cuando no dé la talla para seguir cantando. Pero no diré "me retiro" porque es mentira, uno nace y muere artista.

Con tantos conciertos, ¿quiénes le contratan más: los ayuntamientos del PP o del PSOE?

En eso no me fijo, pero es que no soy un artista que espere los veranos para que le contraten. Yo voy por libre desde tiempos inmemoriales y no espero que llegue el día de San Agustín, por poner un ejemplo, para tocar en las fiestas. No cuento los conciertos pero normalmente canto día sí, día no, tanto en invierno como en verano, en España, en América o en Japón... Mi campo de acción es muy grande.

¿Y a qué atribuye su éxito, además de a su voz?

A ser diferente, a la puesta en escena, la forma de hacer, la manera personal de cantar, a muchas cosas. Hay gente que no se parece a nadie.

¿Le interesa la música actual?

Me gusta la música buena de todos los estilos, desde el jazz hasta el rock, todo lo bueno. La mediocridad es lo que no me gusta.

¿Va a conciertos?

Es complicado porque trabajo a las mismas horas que mis compañeros, pero me las apaño para buscar huecos y poder verles.

¿Cuál ha sido el último?

El de Juanes, en Miami.

Que dicen que se inspiró en usted con su Camisa negra...

(ríe) No, sólo en el título. La verdad es que su madre era muy fanática mía, como dicen en América, y cuando nos conocimos me dijo: "¡Si yo ya te conozco de toda la vida!".

¿Qué canción suya le define mejor: Yo sigo siendo aquel Digan lo que digan?

Hay muchísimas, también Qué sabe nadie, Escándalo... son tantas. Es que si no me gustan a mí, mal lo puedo vender a la gente. Todas ellas me definen.

¿Le hizo ilusión que Álex de la Iglesia rescatara su Balada triste de trompeta para la película?

Álex es que también es un gran fanático mío y próximamente haremos una película juntos. Le he dicho que estoy dispuesto pero primero me tiene que dar el guión para que lo vea.

¿Le resultó raro verse en una miniserie de televisión?

No, porque la vi bajo otro prisma. Tuve que dar el permiso y estuve encantado de poder conseguir más afiliados para la donación de órganos. La serie se hizo con mucho respeto y cariño y sirvió para despertar conciencias sobre lo que es ser donante. Yo cada vez que puedo hablo de ello, y eso que nadie me lo ha pedido.

Y se encuentra mejor que nunca tras el trasplante.

Está claro. Nunca he estado así de bien. Vivo mi plenitud de forma fabulosa y estoy muy agradecido.