Dice Mercedes Fittipaldi que nunca termina de acabar sus colecciones de fotografía, que siempre tiene la puerta abierta a nuevas imágenes, pero ahora hace un alto en el camino y presenta algunas de sus obras en una muestra que se inaugura esta tarde en un lugar poco habitual para una exposición: un restaurante.

"Soy de la idea de que hay que llegar a todos los públicos y no pienso que porque este espacio no sea una galería de arte no voy a exponer. Todo tiene su público y lo importante para cualquier artista es que su obra se vea", señala esta fotógrafa argentino-italiana de 38 años, afincada en Alicante desde hace siete años, que celebra con ésta su séptima exposición este año en Alicante y Madrid.

A Fittipaldi (www.mercedesfittipaldi.com) se le han quedado pequeñas las paredes del restaurante para colgar sus imágenes y decidir cuáles, nueve en total, que son pequeñas muestras de sus varias colecciones intimistas -de sueños, de agua, de retratos, de naturaleza- en las que busca combinar "lo surreal y lo conceptual".

"Quería tener varias miradas, varios temas y conceptos, aunque en el fondo todas mis fotografías excepto una tienen algo en común que es la soledad, el deje de nostalgia, la calma, muy reflejadas en mi forma de ser", explica la autora, que añade que en el proceso de elaboración de una fotografía "me gusta la tranquilidad para crear, me busco mi tiempo".

Hasta el 21 de diciembre se puede contemplar la evolución de la fotografía de Mercedes Fittipaldi en los últimos años, con nueve imágenes en color y en blanco y negro realizadas entre 2007 y 2011, de diferentes tamaños y precios que oscilan entre los 200 y los 1.200 euros.

A Fittipaldi le gustaría que los potenciales compradores de su obra valoraran el trabajo que hay detrás de cada fotografía, "que toda imagen lleva un proceso de creación anterior y posterior, que la fotografía lleva su tiempo porque un fotógrafo no es un fotomatón".

La fotógrafa explica que en sus imágenes juega con las texturas, los colores o las luces, aunque reconoce que el blanco y negro le apasiona y varias de sus obras se presentan así. En las imágenes de su colección de Sueños, añade, el fondo aparece desenfocado para destacar la figura central, "aquí rondo lo surreal y trato de transmitir lo que siente alguien cuando sueña: que flota, se transporta o levita y crea un universo más allá de lo real".

En la exposición también hay una muestra de la serie de retratos "no clásicos, sino con mucho movimiento y con elementos imaginarios".