Si a los escritores les gusta definirse por las novelas que han realizado, algo así nos ocurre en el caso de Salvador Távora. Siendo una de las firmas más prestigiosas de nuestro teatro, su nombre y obra está cosido a la compañía "La Cuadra", que fundó hace ya 40 años. Y por ella han pasado algunos de sus montajes más revolucionarios, con los que ha intentado recalcar constantemente su objetivo de modernizar el teatro, introduciendo elementos en movimiento e incluso animales sobre el escenario, para que el teatro sea lo más parecido a la vida y a la realidad que nos rodea. Salvador Távora huye del conformismo, y cada montaje se le presenta como un nuevo reto con el que hacer soñar o reflexionar al espectador. Sus trabajos y sus méritos reciben ahora el reconocimiento y homenaje de la XIX Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos. Para quien no conozca su obra, mañana tiene una nueva oportunidad: a las 21.00 horas, en El Principal, se representa Rafael Alberti, un compromiso con el puebl0.

La transformación y la renovación en el teatro. ¿Son sus dos grandes obsesiones?

Para mí hay una cosa fundamental en el teatro, y es que el cambio y la transformación ha de producirse en la misma medida que el espacio. Es decir, salir del espacio convencional para hacer espectáculos abiertos, por ejemplo... Todo esto forma parte del proceso que tiene que llevar el teatro para cambiar.

Pero en tiempos de crisis, el riesgo teatral y su experimentación es casi una quimera. Ya nadie se la juega...

Nosotros siempre hemos ido buscando y hemos propuesto nuevas maneras, porque el teatro jamás debe acomodarse en lo habitual ni en lo convencional.

Podemos ver mañana en Alicante una obra suya dedicada a Rafael Alberti. ¿Para cuándo una inspirada en Miguel Hernández?

Toda la vida y obra de Miguel Hernández la he tenido en mi cabeza, pero no sé porqué... La verdad es que no soy muy partidario de dedicarle algo a un poeta en su año (en 2010 se celebró el centenario del nacimiento de Miguel Hernández) porque luego se olvidan. He trabajado con obras de muchos poetas, pero jamás he hecho algo por orden superior. De todos modos, creo que algún día haremos algo sobre Miguel Hernández, porque me inspira un gran ejemplo de persona, forma de pensar, hacer teatro y literatura.

¿Ha muerto el teatro del compromiso?

En nosotros, no. En parte, porque es la espina dorsal de nuestro trabajo. Y el compromiso, si no sale en el montaje está en el lenguaje. El compromiso de Picasso no fue por pintar de otra manera, sino por modificar las formas de expresarlo. Con la obra de teatro de Alberti mostramos el fiel compromiso de un poeta comunista, que es algo que escasea en estos tiempos. "La Cuadra" siempre ha llevado el compromiso, a veces con una austeridad de medios grandísima, pero lleva el mismo compromiso desde 1972.

¿Se puede entender el teatro sin las ayudas de instituciones públicas?

Las ayudas son para mantener la creación o para facilitar a desarrollar ideas. Pero sin las ayudas, todo sería mucho más difícil, porque la actividad teatral no es rentable. Y hasta con ayudas económicas te hacen llegar al límite para mantenerlo.

Atraer al público joven al teatro. ¿El reto pendiente?

En el caso de "La Cuadra", el público es inclasificable. Tenemos de todo, y se cubre un amplio abanico. Gente o no del teatro ha venido a nuestras representaciones por el flamenco o por la introducción de máquinas o incluso caballos que ha sorprendido a gente que no es habitual del teatro y luego ha repetido... Porque el único problema del teatro es que si cae en la intelectualidad y el aburrimiento, la gente no vuelve más.

¿Hasta qué punto pueden ayudar o dañar las nuevas tecnologías al teatro?

Al teatro no le hacen daño las nuevas tecnologías. Porque es el último arte donde la comunicación persona a persona es posible. Es como cuando los olores se apoderan del escenario o escuchas los sonidos o diálogos en directo: eso no lo puede dar ningún otro arte.

Fuera del teatro. ¿Ha seguido el movimiento de los indignados? ¿Puede ser el título de una nueva obra?

Todo movimiento que nazca de la necesidad de tener una sociedad mejor me parece muy importante.