En 1904 se legisla por primera vez la jornada dominical como día de fiesta. Este hecho, un hito en la historia del ocio, genera la aparición de los espectáculos de masas en domingo y la consideración del espectáculo como verdadero negocio que ofrecer a los ciudadanos en su tiempo libre. Teatros y plazas de toros de la provincia se utilizan para actividades que van desde las acrobacias aéreas a la magia y el circo, del vodevil y el sainete al cine, a los espectáculos radiofónicos o conciertos. Recordar cómo los ciudadanos se cultivaban y divertían, a través de carteles, programas y ordenanzas de1904 a 1991, es el objeto de la exposición Ocio y cultura en la provincia durante el siglo XX, inaugurada ayer en el Archivo Histórico Provincial por la directora de Patrimonio Cultural, Marta Alonso, que alabó el trabajo del centro que ahora dirige Consuelo Poveda.

La muestra, comisariada por la técnica del Archivo María del Olmo, se compone de 129 documentos, además de una treintena de fotografías y algunos objetos que muestran la evolución de las actividades culturales en el pasado siglo. Del Olmo explicó que en todo archivo hay "rincones desconocidos, de los que a veces salen series documentales de fondos que nos sorprenden". En este caso, la sorpresa llegó de la Delegación de Hacienda, un organismo aparentemente burocrático y gris que, sin embargo, ha desempolvado una serie curiosa de documentos: los relativos al impuesto que los empresarios debían pagar para realizar sus espectáculos, a los que debían adjuntar los carteles o programas correspondientes, especialmente en las tres primeras décadas del siglo.

Gracias a ello se pueden observar carteles que anunciaban grandes atracciones, como el fakir indio Blacaman, que "se cuelga sobre el filo de un sable" e incluso "muere y resucita a la vista de multitudes estando sepultado bajo tierra diez minutos", todo ello en la plaza de toros de Alicante por 0,40 pesetas en el año 1926; o el espectáculo de aviación El avión infernal, con acrobacias de vértigo que los espectadores podían contemplar desde el coso taurino un domingo de 1931 "a las 10.45 de la noche"; o la presentación de la atleta denominada La Mujer de Hierro, "privilegiada mujer que une la fuerza con la belleza" con "20 escalofriantes hazañas jamás igualadas por ser humano".

Dividida en dos partes, la exposición muestra en seis vitrinas las actividades más destacadas por décadas, y en otras cinco se especifican por áreas: toros, fiestas hasta las asociaciones culturales o el deporte.

El recorrido se inicia en el teatro como entretenimiento de la burguesía y sigue por el folclore de los años 40 y 50 con la copla y la extensión de la radio como medio de comunicación de masas (un millón de aparatos había en España en 1945). Continúa con el uso de televisores, tocadiscos y altavoces en bares y cafeterías, hasta la llegada de extranjeros en los 60 y 70 y su convivencia con el twist o el rock y el repunte de la cultura en la Transición con los cineclubs o los conciertos de la Nova Cançó.

En este apartado se pueden contemplar la relación de canciones que Ovidi Montllor, Raimon o Al Tall debían pesentar al Gobierno Civil antes de cada actuación y las normas que debían cumplir, como evitar "gestos en pugna con la moralidad", usar emblemas religiosos o dirigirse al público, que tenía prohibido "corear las canciones". En los 80 se destaca el movimiento de renovación teatral con la Asociación Independiente de Teatro de Alicante. Gracias a su labor, se indica, Alicante disfrutó de obras y estrenos de Miguel Narros, Nuria Espert o Lluís Pascual.

La muestra se puede ver hasta el 30 de marzo, de 9 a 13.30 (lunes a viernes) y 17 a 19 (martes a viernes).