La vida del director es sinónimo de prestigio, poder, glamur, peroÉ¿es oro todo lo que reluce?

No. Es más, todo lo que nombra en el encabezado de su pregunta no lo he tenido nunca en cuenta, yo soy el resultado de la canalización de mi talento a través del estudio, del aprendizaje y del esfuerzo y así he construido lo que soy. Hoy en día la dirección de orquesta tiene todo que ver con lo que usted ha nombrado y muchas veces el que intenta hacer su carrera en base al tesón y a la disciplina y el estudio le resulta mucho más complicado, porque uno no tiene tiempo para calcular dónde estar para estar con esa persona que es la que me puede llevar a tal sitio.

La política.

Bueno sí, y más que la política el contacto, el mercadoÉ

¿Qué le aporta a la ciudad de Elche un curso así?

A la ciudad, sin duda alguna, a través de las innumerables noticias y entrevistas le aporta una gran imagen. Se presenta una ciudad como Elche con una orquesta en la que se hace un curso internacional de dirección de orquesta con gente de Boston, que se dice pronto, con las magníficas orquestas que tienen allí, de Bruselas, de Polonia, de todos los rincones de España. Todo esto potencia la imagen cultural de la ciudad.

Siendo usted venezolano es inevitable pensar en el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles. ¿Cree que sería extrapolable a España?

Bueno hay una parte que sí y otra que no. España ahora mismo tiene un problema de gestión en lo que se refiere a las orquestas juveniles. ¿Por qué? Porque no les están haciendo todo el caso que deberían. Tenemos el ejemplo de la Jonde que suena estupendamente hasta el punto de poder competir con la juvenil Simón Bolivar, pero claro si no hay ninguna gestión que la lleve a sitios para que la conozcan, que le de difusión y la mueva, no hay nada que hacer. El sistema ya está hecho, hay conservatorios, orquestas jóvenes y funciona; ahora hay que confiar más en ellos y darles más apoyo institucional.

¿Y qué aporta a la juventud venezolana?

El sistema de las Orquestas Juveniles de Venezuela está claro que han hecho cosas muy buenas pero tiene un problema enorme que es lo que no se ve: lo que nosotros vemos es una fachada, pero nunca nos paramos a pensar qué va a pasar con esos niños cuando busquen una salida profesional el día de mañana. En Venezuela no hay tantas orquestas profesionales como aquí y además no reciben una enseñanza musical integral, se limitan a tocar en la orquesta. Eso es muy malo. Por desgracia yo creo que gran parte del interés que despierta tiene que ver con esa parte exótica en la que unos muchachos del tercer mundo tocan la Quinta de Shostakovich de memoria y eso a la sociedad europea le encanta. Venezuela se ha preocupado mucho de la propaganda social y no tanto de la educación integral de esos jóvenes. Por lo demás el sistema es magnífico, y sin duda ha hecho una buena labor.

Parte de la culpa de venderlo de esa manera la tiene el director de moda, Gustavo Dudamel.

Prefiero no entrar en este tema. Pienso que cada uno puede sacar sus propias conclusiones.

Pero al fin y al cabo gente como Lang Lang o el mismo Dudamel están llegando a más y más público alcanzando registros que no se recordaban en épocas.

Sí claro, pero esa tendencia está cambiando. Es estupendo que la música llegue a todos, pero creo también que la gente se está cansando de esa forma de presentar la música. Prestarse, por ejemplo, a que la Orquesta de Venezuela con su bandera tricolor haga de telonero de Paulina Rubio y convertir eso en un gran show de mala calidad no se entiende, no hay ninguna necesidad. En este caso no se está cuidando algo tan sencillo como es la estética. Es impresentable ver a la Orquesta de Venezuela acompañando a un rapero puertorriqueño de tercera, habiendo tantos buenos, cantando consignas ridículas y, además, ¡con mala música! Es decir, puede haber un acercamiento a la música popular, pero seleccionando lo bueno.

¿No le parece que, por ejemplo, en lo que ha pasado con la Orquesta de Córdoba o con la Orquesta de Murcia, que han perdido el apoyo de las instituciones, subyace la sensación de que no se valora lo suficiente el tener una orquesta propia, al contrario que en otros lugares de Europa?

Si, pero no es solo cosa de Europa. En el norte de España la orquesta es intocable. Por ejemplo en la Orquesta Sinfónica de Navarra son dos mil y pico abonados: es un bien cultural que no se puede tocar a ningún navarro. Yo no puedo entender cómo en Murcia, por ejemplo, la gente no sale a la calle porque le están tocando su orquesta. No quiero decir que en esta zona no se defienda lo propio, es más bien un problema en el que la gestión no ha sido capaz de llegar a la gente para hacerle comprender que su orquesta es tan importante como todo lo demás. Pero da la sensación que no pinta mal aquí.

¿Qué impresión se lleva de la Orquesta de Elche?

Me llevo la impresión de que hay un gran compromiso institucional en torno a la Orquesta de Elche. Por una sencilla razón: he estado aquí tres días y han venido todos los responsables políticos de la cultura a saludarme sin ninguna necesidad de hacerlo. El concejal de Cultura, la vicerrectora de la Universidad, los medios de comunicación y todo esto es una gran noticia con la que está cayendo. Me ha causado una impresión inmejorable el estado actual de la orquesta.

Pero hay orquestas como la del Palau de les Arts con grandes presupuestos.

Es verdad que se gasta muchísimo dinero en algunas cosas, pero la orquesta es inocente. Los sueldos de los músicos son muy estándar respecto a la media Europea como músicos de alto rendimiento que son, pero trabajan más que nadie: estamos hablando de hoy un ensayo y por la noche concierto y mañana igual y al otro y al otro. No se puede demonizar al músico de la orquesta diciendo que se tira el dinero.

Volvamos a Elche. ¿Cuál es su opinión de la OSCE como instrumento?

Como instrumento ha mejorado muchísimo en los últimos años y esto por una razón evidente: hay una dirección artística sólida. Y luego tiene elementos fantásticos, hay personas en la orquesta de Elche que uno no tendría inconveniente en "llevársela puesta". Incluso los alumnos del curso me han señalado la calidad de la orquesta, y ellos saben, como yo, que en los cursos internacionales de dirección la orquesta deja a menudo mucho que desear.

¿Un defecto de la orquesta?

La necesidad de que la plantilla se consolide con su sueldo y sus catorce pagas al año.

¿Y un objetivo de futuro para la orquesta?

Principalmente que siga creciendo en número de abonados con el objetivo de que estos igualen, al menos, en número al aforo. Crear una temporada lírica y que la orquesta sirva a los demás pueblos y ciudades de la provincia que no tienen orquesta sinfónica estable, incluida la capital, aunque sea la orquesta de otra ciudad. Es algo tan sencillísimo como decir: tú me creas una temporada de abono en mi ciudad y yo colaboro contigo. Sería algo realmente fantástico.