Hace diez años abría sus puertas el Museo de Bellas Artes Gravina dependiente de la Diputación de Alicante. Después de una década de indefiniciones, el Mubag ha apostado por recuperar la filosofía que dio pie a su creación y lo ha hecho con una exposición que reúne a artistas alicantinos del siglo XIX. Y es que reivindicar a estos pintores ha puesto de manifiesto su trascendencia, algo que prueba el hecho de que catorce de los cuadros que conforman esta muestra se encontraban en los almacenes del Museo del Prado y han sido cedidos al menos durante cinco años al museo alicantino, lo que, según la presidenta de la Diputación, Luisa Pastor, "ha sido un reto importante pero también una muestra de reconocimiento que agradecemos". Por eso esta exposición pasará a la historia como la más ambiciosa de las organizadas en el Mubag y, al mismo tiempo, la que marcará un antes y un después en el devenir del museo.

"Hoy el Mubag entra de lleno en el calendario de exposiciones de primer orden", aseguró Pastor, en un día en el que "podemos decir que se reinaugura este museo". Y es que, tal como afirmó la conservadora del centro y comisaria de la muestra, Joserre Pérezgil, "queremos recuperar el motivo por el que se creó, que es el de ser un museo de Bellas Artes".

El siglo XIX en el Mubag. De la formación a la plenitud de un artista reúne una selección de 65 obras (58 lienzos, 1 escultura y 6 apuntes de cartón) procedentes en su mayoría de los fondos de la propia Diputación, además de contar con 14 grandes cuadros del Prado -cuatro de los cuales se han restaurado en el laboratorio de la Diputación-, 9 del Museo Sorolla, 3 del Ayuntamiento de Alicante y 2 del Museo San Pío V de Valencia. Son obras de artistas como Antonio Gisbert, Emilio Sala, Fernando Cabrera, Plácido Francés, Joaquín Agrasot, Ricardo Navarrete, Heliodoro Guillén, Jover y Casanova, y, por supuesto, Sorolla, a través de las cuales se realiza un recorrido por los pasos que sigue un pintor "desde la etapa de formación, con las becas que otorgaban instituciones como la propia Diputación de Alicante -desde 1836-, hasta su participación en exposiciones nacionales e internacionales y los premios conseguidos, además de su plenitud artística y reconocimiento", apuntó Joserre Pérezgil.

A la importancia de que las obras cedidas por el Prado se vean por primera vez en Alicante se une el hecho de que alguna no se había expuesto nunca al público, como el caso de La última borrasca, pintura de Heliodoro Guillén de 1892. "La conocíamos los historiadores pero no la habíamos visto nunca", manifestó la comisaria de la muestra. También destacan los tres cuadros y los seis pequeños apuntes de Sorolla, realizados todos en las playas de Xàbia, procedentes del Museo Sorolla de Valencia, piezas con las que se cierra el recorrido de la exposición.

"En estos días en los que dudamos mucho de las cosas que hemos hecho en los últimos años, y justificadamente porque no han salido todo lo bien que queríamos, nos encontramos ante un proyecto bien hecho", aseguró el director del Museo el Prado, Miguel Zugaza, que calificó la exposición como "un proyecto muy novedoso y museográficamente muy atractivo". Asimismo, aseguró que la exposición "reivindica lo que ha sido una buena tradición en el apoyo de las instituciones locales a la formación de los artistas a través de las becas. Esto se convierte en un manifiesto de lo que tiene que ser el comportamiento público con el arte y con los museos".

Por su parte, la directora del Museo Sorolla, Consuelo Luca de Tena, señaló que la cesión de las obras del pintor valenciano al Mubag "es buena para Alicante, pero también para Sorolla por estar aquí".

La presidenta Luisa Pastor cerró el acto destacando que "el Mubag "se reinventa para reivindicar con más fuerza a los artistas alicantinos y hacerles ocupar el lugar que les corresponde en la historia y en el arte".