Un viaje histórico y social del baile flamenco a través de distintas etapas, desde el Siglo de Oro (siglo XVI) hasta la actualidad, es el itinerario que proponen los estudiosos Raquel Álvarez, cantaora y psicopedagoga, e Ignacio Torregrosa, profesor de Filosofía, esta tarde, a las 20 horas, en el curso Mundo y formas del flamenco: la memoria que nos une. Seis conferencias flamencas para el profesor Bernicola, que se celebra en la Sede de la UA en Alicante.

«Haremos un recorrido desde los bailes preflamencos hasta su profesionalización en el siglo XIX y repasaremos las principales figuras del baile a través de cuadros, fotografías y vídeos», avanza Raquel Álvarez, que en esos referentes se incluyen desde las primeras bailaoras de Granada hasta Antonio Gades y Cristina Hoyos, Carmen Amaya, la Argentina y La Argentinita, o bailaores actuales como Eva Yerbanuena, Israel Galván o Carmen Amaya.

«El baile flamenco tiene la misma imp0rtancia o más que el cante porque en los orígenes el pueblo bailaba y cantaba para expresar emociones y celebrar sentimientos. Han ido siempre de la mano una cosa y la otra», apunta la cantaora alicantina, que empezó a interesarse por el cante flamenco gracias a un amigo guitarrista «y me quedé cautivada por sus posibilidades expresivas», señala, tras indicar que su pareja, el profesor de San Vicente del Raspeig Ignacio Torregrosa, es un apasionado del flamenco, sobre el que empezó a estudiar en París hace quince años.

A lo largo de estos cinco siglos de música y baile, Álvarez considera que el flamenco se ha «profesionalizado e internacionalizado» y si durante este tiempo se mantiene hoy más vivo que nunca «es porque expresa el sentir de un pueblo, no sólo el sufrimiento sino las celebraciones, la fiesta en la calle. A través del baile el pueblo manifiesta su cultura, sus emociones y su forma de vivir», indica la cantaora.