Detallar el movimiento de rotación de la Tierra (sobre su propio eje, que cambia continuamente) hasta llegar al milímetro facilitará determinar la velocidad a la que crece el nivel del mar en los océanos, una de las consecuencias más visibles del fenómeno del cambio climático.

Este es el ambicioso reto que se han marcado en el horizonte del año 2020 la Unión Astronómica Internacional (IAU en sus siglas en inglés) y la Asociación Internacional de Geodesia (IAG) mediante un proyecto con 36 reconocidos científicos de todo el mundo dirigido por el matemático español José Manuel Ferrándiz, catedrático de la Universidad de Alicante y que en 2003 obtuvo el Premio Descartes de la UE.

Se trata de matemáticos, físicos e ingenieros de Estados Unidos, China, Taiwán, Rusia, Alemania, Francia, Polonia, Bélgica y de España, que aporta seis investigadores de universidades de Alicante, Valladolid y Complutense de Madrid.

Ferrándiz (Alicante, 1954) ha explicado que desde 2000 rige para los estudios científicos un modelo sobre la rotación terrestre que «cuadra» hasta que se alcanza la unidad del centímetro aunque ahora se necesita aumentar la precisión para especificar la evolución de determinados fenómenos sobre la corteza terrestre.

En el caso del conocido como efecto invernadero en el nivel de los mares, la variación anual es de dos a tres milímetros, lo cual convierte al actual modelo predictivo en poco fiable.

Desde el punto de vista científico, el margen de error de un centímetro se cifra en 300 microsegundos de arco en el ángulo imaginario que se formaría entre la superficie de la Tierra y el centro del planeta (teniendo en cuenta que un grado sexagesimal está formado por 3.600.000.000 microsegundos de arco).

El objetivo de la IAU e IAG es reducir esta «incertidumbre» hasta menos de 30, equivalente a aproximadamente el milímetro, y para lograr esa precisión diez vez mejorada el grupo de expertos, algunos provenientes de la estadounidense NASA o de grandes observatorios de todo el mundo, han empezado a «repensar» el modelo conceptual vigente para hallar sus imprecisiones y no repetirlas en el futuro.

«El movimiento de rotación no es uniforme por multitud de variables a las que está sujeto, entre ellas la fricción de las mareas; los movimientos de las placas tectónicas, que se expanden, encogen o retuercen; y otras fuerzas externas de atracción gravitatoria de la Luna y el Sol, que permiten predecir lo que conocemos como nutaciones», según Ferrándiz.

El grupo fue constituido la pasada primavera por iniciativa de la asamblea general de la IAU celebrada en Pekín en agosto de 2012.

Desde entonces ha habido dos reuniones de trabajo en Postdam (Alemania) y París, ambas el pasado septiembre, y las próximas se han fijado en San Francisco (Estados Unidos), a principios de diciembre, y Viena, en mayo de 2014.

El equipo se ha dividido en tres subgrupos de trabajo con las denominaciones Precesión y nutación, Movimiento del polo y Validaciones y soluciones numéricas y, por parte española, además de Ferrándiz, están Juan Francisco Navarro y Alberto Escapa (Univ.Alicante), Juan Getino y María Eugenia Sansaturio (Univ.Valladolid) y Marta Folgueira (Univ.Complutense de Madrid).