El tesoro de la Marina Alta hallado casualmente en 1999 en la Penya de l'Àguila, en la vertiente oeste del Montgó, fue escondido por un soldado romano en el fortín levantado allí durante las guerras civiles romanas en el siglo I antes de Cristo. Este tesorillo, un conjunto de tres gargantillas y un colgante de oro puro, luce junto a otras 35 piezas ibéricas y romanas en la muestra inaugurada ayer en el MARQ, Romanos contra romanos. Sertorio y las guerras civiles en el sureste de Hispania.

Las gargantillas han salido de la sala de Ibéricos del MARQ «porque son fruto de esas guerras civiles romanas, una prueba más de la historia de ese conflicto en uno de los fortines que fueron refugio de los últimos soldados romanos», apuntó Manuel Olcina, director técnico del museo, en la presentación de la exposición, que recorre las principales fortificaciones defensivas romanas en la costa norte de la provincia y analiza las huellas del conflicto generado por las guerras civiles en el sudeste de la España romana.

La exposición es fruto de las investigaciones desarrolladas por el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la Universidad de Alicante entre 2010 y 2016, que demostró la existencia de una red de pequeños fortines romanos que hasta entonces se consideraban pequeños poblados ibéricos, destinadas principalmente a la vigilancia costera.

La muestra se compone de varios paneles y un audiovisual que sitúan al espectador en el contexto histórico y se acompaña de un conjunto de vitrinas con 35 piezas de las excavaciones arqueológicas del Tossal de la Cala de Benidorm, fundamentalmente, ya que es el que más información ha arrojado y sirve de modelo para el resto de fortines

Entre las piezas el espectador puede contemplar armas y objetos personales de los soldados, utensilios con los que cocinaban y comían -vasijas, platos, ánforas y hasta parrillas romanas-, instrumental médico como sondas quirúrgicas, lucernas, herramientas para la escritura, juegos de varias fichas o monedas con las que se pagaba a los soldados.

Destaca, además, una gran sierra de hierro para talar madera -originariamente de 1,90 metros, aunque le faltan algunas piezas-, que invita a pensar que se utilizaba para la construcción de barcos, como apuntó la comisaria de la exposición, Feliciana Sala. Esta herramienta es una pieza única en España, señaló Olcina.

El diputado de Cultura, César Augusto Asencio, aplaudió la muestra y destacó la figura de Sertorio, que «hizo de Hispania una base de contestación al poder establecido en Roma». La exposición se puede contemplar en la biblioteca del MARQ hasta abril.