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Ambientazo y algunos desmayos

Varias personas fueron atendidas por mareos Una nube de móviles recibió a los Rivera

Ambientazo y algunos desmayos

Faltaba una hora para que comenzase la primera del ciclo y los aledaños de la Plaza de España mostraban ese trasiego de personas tan puramente genuino y propio de una tarde de toros, no habiendo nada en el mundo como los colores de una plaza llena hasta la bandera.

Mientras tanto, los corredores también permanecían repletos esperando la llegada de las cuadrillas: el actor y humorista Paco Arévalo acompañado por su hijo, el ganadero Eduardo Miura, Juan Antonio Esplá, el expresidente de la Diputación de Alicante José Joaquín Ripoll, el alcalde de Salinas Isidro Monzó y el regatista Ignacio Campos, estos hasta que accedí a mi sitio tras un elegante señor tocado con sombrero panamá y que se ayudaba de un poco de oxígeno extra para respirar mejor. Tiene mérito este hombre.

El Fandi había aparecido por el patio de cuadrillas a diez minutos del paseíllo y seguidamente los hermanos Rivera Ordóñez, escoltados por la Policía y anunciados por una marea de brazos y móviles en alto. No es de extrañar que varias personas tuviesen que ser atendidas por desmayos.

En los tendidos el ambiente era bullidor y con timbre de voz femenino, como si los abonos hubieran volado de las carteras a los bolsos en el día de hoy, destacando frente al palco presidencial una pancarta clamorosa: «Alicante. Tauromaquia, cultura y libertad».

No debería el Ayuntamiento en particular -ni los poderes públicos en general- hacer caso omiso del tirón popular de la Tauromaquia, transmitida de prole en prole, pues llama la atención la cantidad de hijos acompañados de sus padres. Ojalá que estos padres sepan depositar en su descendencia el aprecio por el toreo fundamental y que el toro debe ser considerado como un animal totémico al que no se le debería faltar el respeto.

Evitemos que el día de mañana llegue el llanto sin remedio, pues las lágrimas serían las de Boabdil.

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