Cuando suena It's raining men ya no hay marcha atrás. Comienza Priscilla. Reina del desierto, el musical que está llenando el Principal de Alicante de fiesta, desenfreno y música disco, y que convertirá este escenario en un paisaje australiano hasta el próximo 2 de octubre.

En la mente de todos está la película estrenada en los 90: una road movie en la que una drag queen va a la búsqueda de su hijo con dos amigos y recorre Australia con un autobús. Pero aquí se ha dicho adiós a la amargura y se ha dado rienda suelta al «buenrollismo», a la fiesta y a la diversión. El camino ha sido largo. Dos años en Madrid, donde han visto este musical más de 400.000 personas, y hace unos meses el montaje comenzó su propio recorrido. Pero en vez de autobús se precisan ocho trailers para transportar todo lo necesario, dos de ellos con el vestuario, maquillaje y caracterización.

Ponerlo todo en orden, no es tarea fácil. «Llegamos el lunes y estuvimos repasando el plan de trabajo con la gente de aquí; desde el martes a las 8 de la mañana no hemos parado», aseguraba Guillermo Cuenca, jefe técnico, horas antes del estreno en Alicante.

Son nada menos que 40 artistas y 25 técnicos de compañía, además de otros tantos de producción local los que mueven Priscilla, contando con que hay 22 cambios de escena y más de 100 de vestuario. «Para algunos tenemos 10 minutos pero otros hay que hacerlos en 30 segundos detrás del escenario», afirma el jefe de vestuario, Juanjo Dex, que destaca que los cerca de 500 trajes y 200 pelucas que se usan, y que ahora se encuentran colocados por todos los rincones del Principal, son los originales que se diseñaron para la producción que se realizó en Londres. «Estas creaciones han recibido varios premios y hay que ser muy cuidadoso con su conservación; poder contar con este material es un auténtico lujo».

Como lujo es la veintena de temas que suenan a lo largo del espectáculo: Gloria Gaynor, Supertramp, Cindy Lauper, Village People, Donna Summer... lo mejor de la música disco. «Son todos temas bailables y adictivos», dice Cuenca. La fiesta está servida.