Después de repasar más de 500 canciones de Bob Dylan en su primer libro, a Juan J. Vicedo le ha resultado más sencillo adentrarse en el cancionero de Kate Bush, autora de nueve discos, en su nueva obra: Kate Bush. Los dominios de lo invisible, una aproximación a la enigmática cantante británica a través de su banda sonora editada por 66 RPM. El libro lo presentó Vicedo acompañado de Rogelio Fenoll, jefe de Cultura de este diario, el viernes en la librería Pynchon&Co de Alicante.

No es la primera vez que Vicedo (Alicante, 1961) se adentra en uno de sus mitos musicales. Debutó con Escuchando a Dylan (Ed. Círculo Rojo, 2013), una guía para no perderse por las canciones del de Minnesota, al que siguió Patti Smith. Caballos para la eternidad (66 RPM, 2015) y ahora, esta biografía de esta musa del pop de los 80 a través de sus canciones.

Abogado y profesor de Derecho Tributario en la Universidad de Alicante -«comprenderás que busque escapes», bromea- Vicedo apunta que la autora de ese Wuthering heights con el que irrumpió en escena en 1978 «necesitaba una biografía en castellano, que no tenía».

Él, como muchos seguidores de esta artista británica, la conoció con ese video famoso de aspecto coreográfico que habla de Cumbres borrascosas «con una pasión que trasciende». «La mitad de la gente que ve ese video piensa: ''Qué voz más horrible tiene'' y a la otra mitad lo que nos llama la atención es cómo vive la historia que cuenta en tres minutos. Eso es lo difícil del pop, cuando se consigue ir más allá de esos tres minutos. El pop normalmente lo entendemos como un género menor, más intrascendente, más frívolo, y ella lo lleva a un nivel mucho más alto», asegura Vicedo.

A juicio del autor, Kate Bush es un claro ejemplo de «artista total», ya que cuando la descubre David Gilmour de Pink Floyd y la ficha EMI tiene solo 16 años «y le piden tiempo para que madure, que ella aprovecha para tomar clases de danza y canto y estudiar con Lindsay Kemp», explica, sin dejarse dominar por la industria pese a su juventud: «Ella siempre mantuvo el control de su música desde el principio controlando sus obras con su familia y sacando discos cuando ella quiere».

Meticulosa, misteriosa, creativa y poseedora de un rico mundo interior, Kate Bush ha desconcertado siempre a su público con largas pausas en su carrera discográfica. «La gracia del libro es tratar de aportar luz a la figura de esta mujer con tantos silencios creativos, cuyos primeros discos van muy seguidos pero luego empieza a espaciarlos con intervalos de 4, 12 y 6 años». Esos silencios, unido a una vida privada al margen de los focos y su única gira en el año 79 invitan a pensar que Bush es una mujer algo excéntrica, pero nada más lejos. «Ella acaba rota de esa gira y se plantea las cosas de otra manera. De hecho, ese parón de 12 años se debe a que tiene un hijo, que tampoco lo comunica. De lo poco que sabemos de su vida privada es que es una persona absolutamente normal, familiar y muy espiritual», explica el alicantino, que añade que «cuando crea es cuando saca ese mundo interior tan rico que trasciende» que la convierte en una estrella aunque ella no presuma de serlo.

Ese universo Bush es el que desgrana Vicedo a través de sus composiciones, «ya que hablo de sus canciones desde lo que sugieren, porque ahí está la vida de quien lo escribe, ahí va entrando una biografía desestructurada y desordenada, que no sigue orden cronológico».

Buceando en sus discos, apunta, sus temas «enganchan con las fantasías de su infancia, con el amor, con la sensualidad y la sexualidad, con la mujer y la maternidad sin ser feminista, con sus dudas existenciales y su proceso creativo». Y todo ello se traduce en una música donde Bush mezcla todo, «desde el pop hasta el rock progresivo, el folk o las músicas del mundo. Hace cosas únicas con un modo de expresarse distinto. Es muy buena en lo que hace y es inimitable».

Sobre su futuro, Vicedo cree que con alguien que aparece y desaparece y sigue agotando entradas en 15 minutos, como en su última actuación en Londres en agosto y septiembre de 2014, «se puede esperar todo».