Hombre de entre 35 y 44 años, con estudios superiores, autónomo, con unos ingresos anuales reconocidos inferiores a 15.000 euros, con una facturación en parte no oficial y que en su mayoría se autofinancia. Este es el perfil del agente cultural que realiza su labor en la ciudad de Alicante, tal como lo refleja el estudio encargado por la Agencia Local de Desarrollo Económico y Social y la Escuela de Organización Industrial, junto a la Concejalía de Cultura, para obtener una «foto» de la situación empresarial y emprendedora del sector creativo y cultural. «Queríamos conocer en qué punto se encuentra la profesionalización del sector, no tanto de la creatividad, que tenemos de sobra, como de la situación empresarial y emprendedora del sector», aseguró ayer la concejal de Empleo y presidenta de la ALDES, Sonia Tirado.

El resultado de este estudio, que firma MakinAcción, empresa encabezada por Verónica Cerdán y Mentxu Segura, se realizó entre los meses de diciembre y febrero, a través de encuestas en las que participaron 101 personas y 90 agentes culturales de diferentes sectores, además de incluir 11 nodos o espacios privados dedicados a la cultura.

El resultado arroja que el 71,1 por ciento de los emprendedores son hombres, el 40 por ciento tiene entre 35 y 44 años, el 75 por ciento ha realizado estudios superiores, el 47,7 por ciento son trabajadores por cuenta propia y el 38,8 autónomos. Además, el 49,3 por ciento tiene unos ingresos anuales reconocidos menores de 15.000 euros y un 19,7 por ciento carece de ingresos periódicos. En cuanto a las fuentes de financiación, el 45,8 por ciento la consiguen por el rendimiento del trabajo y un 20 por ciento por ayudas y subvenciones, mientras el crowdfunding se sitúa solo en el 1,4 por ciento. Estas cifras dibujan un sector con una gran vulnerabilidad económica, que se refleja en situaciones de facturación irregular, y con falta de profesionalización.

«Es un sector muy potente y numeroso, con un potencial cultural y creativo impresionante, pero presenta una serie de carencias importantes, en el aspecto que tiene que ver con el desarrollo empresarial, la formación en cuanto a cómo fundar una empresa, cómo declarar, el tema de fiscalidad y la búsqueda de financiación», manifestó Tirado, antes de la presentación del estudio. «Se trata de cubrir esas carencias para potenciar que se desarrollen proyectos no solo culturales sino también económicos, como generadores de riqueza tanto para los empresarios como para la ciudad».

En este sentido, el concejal de Cultura, Daniel Simón, destacó que «nos enfrentamos a la concepción de la cultura como derecho o la cultura como recurso y yo creo que hay que potenciar la cultura aunque no haya dinero, pero es que además da dinero; si nos hubiéramos tomado la cultura como fuente de empleo, esta ciudad no habría reducido el presupuesto en este ámbito del 2 al 0,34 por ciento que es lo que yo me encontré cuando llegué, y no se hubiera disuelto el Patronato Municipal de Cultura».

La falta de apoyo económico; la dificultad para realizar trámites con la administración, tanto para presentar propuestas como para solicitar espacios públicos; el desconocimiento del personal de las administraciones; la desacreditación de la cultura como resultado del intrusismo, o la escasa contratación pública, son algunas de las debilidades y amenazas que los agentes culturales ven en el sector. Aunque también contemplan las posibilidades que ofrece la aplicación de las nuevas tecnologías, el trabajo colaborativo, la fidelización del público y las herramientas y estrategias de innovación en el sector cultural.