El arte macroesquemático es una característica excepcional del norte de la provincia de Alicante y uno de los distintivos en el mundo rupestre a nivel internacional. Reivindicarlo y mostrar su valor y riqueza es uno de los objetivos que ha impulsado al MARQ a apostar por el arte rupestre para su nueva gran exposición temporal, que llenará las tres salas del museo a partir del mes de junio.

Rupestre. Los primeros santuarios será el título de esta muestra de producción propia con la que se pretende además conmemorar el 20 aniversario de la declaración del arte rupestre del Arco Mediterráneo como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Jorge Soler, director de exposiciones del MARQ, asume el comisariado de esta muestra, junto al catedrático de Prehistoria de la UA Mauro Hernández, Rafael Pérez y Virginia Barciela. «El arte macroesquemático es un arte excepcional y único, que se localiza en el norte de la provincia, entre las sierras de Aitana, Benicadell y el mar», destaca Soler, que apunta que este carácter único «esta vinculado a un hecho prehistórico que fue la llegada de los agricultores y pastores a esta zona de la Península Ibérica en el VI milenio antes de nuestra era».

El papel de Mauro Hernández, ya jubilado de la Universidad de Alicante, ha sido fundamental para el conocimiento de estos vestigios en la provincia. «Antes de que llegara Mauro a Alicante se conocían un par de emplazamientos de arte rupestre, pero gracias a su trabajo ahora conocemos más de un centenar».

Por eso, realizar esta exposición es más que oportuno. «De una parte está que tenemos un arte único y, de otra, que hay una labor de investigación en los últimos 20 años muy fuerte, muy de vanguardia, que ha permitido datar con toda seguridad el arte macroesquemático como el primer arte del Neolítico de la fachada mediterránea peninsular».

La exposición, que será «una producción de alto impacto visual», ya que se realizará sobre todo con murales audiovisuales y gráficos, ocupará las tres salas temporales. La primera se centrará en lo que significa que el arte rupestre sea Patrimonio de la Humanidad, «algo que produce un tremendo respeto». En ella se analizará el arte paleolítico, a través de tres santuarios «muy importantes», la Cova del Comte de Pedreguer, la Cova del Reinós y la Cova de Fosca, las dos en la Vall d'Ebo. Aquí se mostrará alguna pieza de arte mueble, como huesos o grabados en piedra, que llegarán a Alicante desde algunos museos del Cantábrico y del centro de la península, y también de la Cova del Parpalló de Gandía.

El Neolítico se ubicará en la segunda sala, con el arte macroesquemático como protagonista, a través de la Sarga de Alcoy y el Pla de Petracos de Castell de Castells, «que tiene unos 200.000 visitantes al año», y en el que, destaca Soler, «la Diputación de Alicante ha invertido mucho para ponerlo en valor». En este espacio se podrán ver piezas «sobresalientes» del entorno, algunas de ellas del Museo de Prehistoria de Valencia, y como una de los objetos estrella el Vaso con Orante de la Cova de l'Or de Beniarrés que se encuentra en el Museo Arqueológico de Alcoy.

La última sala estará dedicada al arte levantino y al arte esquemático. El primero, el de los arqueros y los animales, es «un arte figurativo, narrativo», mientras el segundo «es más conceptual», para cerrar su secuencia artística en la Edad del Cobre. Esta sala se ilustrará con ídolos y una serie de representaciones de artes muebles vinculados al arte esquemático.