Se publicó en 1949 y su autora, la insigne Agatha Christie la consideró como una de sus novelas favoritas. Cuesta creer, sin embargo, que La casa torcida no goce del mismo renombre que algunas de las novelas más conocidas de Christie, como Muerte en el Nilo o Asesinato en el Orient Express. Quizá el inesperado final tenga que ver con que nunca se haya adaptado para cine o televisión: es tan sorprendente que los editores incluso pidieron a la escritora que lo cambiara. «Tiene todos los ingredientes característicos de Christie, pero la autora se supera con el giro final», comentó la productora Sally Wood. Durante el siglo pasado se vendieron más de dos mil millones de libros: es la novelista más vendida de todos los tiempos. Las obras de la escritora británica se han llevado a la pequeña pantalla en múltiples ocasiones, pero resulta curioso que Christie no haya calado tanto en el cine, y el productor Joe Abrams se dio buena cuenta de ello. «Llevábamos años sin ver una buena adaptación cinematográfica de una obra de Christie y ya iba haciendo falta». Se sumergió en el catálogo de la escritora en colaboración con Wood, releyéndose las 66 novelas que no se habían llevado a la pantalla. «Los dos escribimos en un papel la obra que habíamos elegido», comentó. Ambos habían seleccionado la misma: La casa torcida.

El relato es sobradamente llamativo. Tras la muerte del adinerado patriarca griego Aristide Leónides en extrañas circunstancias, su nieta Sophia acude desesperada a Charles Hayward, un detective privado con el que mantuvo una relación, para que visite la residencia familiar e investigue el caso. Allí le esperan tres generaciones de la multimillonaria dinastía Leonides y un venenoso ambiente cargado de amargura, resentimiento y envidia. Las pistas y motivos hacen pensar que cualquiera podría ser sospechoso del crimen y Charles deberá trabajar a contrarreloj para descubrir al asesino antes de que vuelva a matar.

El director Paquet-Brenner recibió el guion en 2015 Le pareció un proyecto muy interesante, en especial la forma en la que se revela la identidad del asesinoy también compartía la visión de los productores de la película. «Queríamos crear una versión moderna de Agatha Christie. Para ello nos alejamos de 1947, el año en el que se ambienta el libro». Se decantaron por 1956-57 con el trasfondo de la turbulenta crisis del Canal de Suez. «Fueron los años en los que nacieron el rock and roll y la cultura juvenil, dos conceptos inauditos hasta la fecha. De pronto nos dimos cuenta de que a través de esa época podíamos tocar temas que no suelen aparecer en películas basadas en obras de Agatha Christie».