Morgan es una palabra que me trae buenos recuerdos de, especialmente, tres procedencias: cuando se la escuchaba de pequeño a mi padre, por el actor estadounidense y al descubrir en el Castillo de Santa Bárbara, verano de 2017, a una banda de música con un halo especial. Hasta ayer, que nos volvimos a encontrar con parte del grupo en la parte de atrás del Teatro Principal, no recordaba el porqué. Dicho así, puede parecer que nos topamos espontáneamente con una mirada furtiva caminando por la calle. Y no, el momento (Alhambra) fue más íntimo: escenario, 150 personas, algunos tirando cañas y otros contando los segundos para la aparición en escena de Nina y Paco.

"Creo que sin la música seguiría buscando", comenta honestamente una Nina, que hace gala de su espontaneidad desde la primera frase en La Hora Musa, programa de Maika Makovski de La 2. En directo es igual. Es coger el micro y deleitar a los allí presentes con un discurso chisposo y agradecido. Porque si Nina no dijo ayer veinte veces gracias, no dijo ninguno. De todos se acordó, incluidos los que hicieron posible el evento, para lo que se apoyó en una chuleta. No es de extrañar que necesitara ayuda después de pasarse casi dos horas regalando risas, que tuvieron eco con sonrisas de admiración y sonoros aplausos . El marco, difícil de igualar, con la estampa del teatro iluminado de fondo.

"Estudiaba Empresariales. Me iba a ir a Holanda, porque estaba bastante perdida, la verdad", le confiesa Nina a Maika. Ekain, integrante del grupo, y Paco le convencieron para que pospusiera el vuelo. Y Quique González, que quedó prendado de la voz de ella, terminó por propulsarlos. Fichó a Nina de corista y Morgan empezó a caminar en paralelo. Esto permitió vislumbrar el primer disco (North), que sin la ayuda económica de familiares y amigos hubiera sido un sueño roto. La deuda quedó solventada en 2017. Después, ha venido el segundo (Air) y no tardaremos en disfrutar del tercero. Pues ha conseguido enganchar a un buen número de fieles, que lo siguen y se rinden a sus melodías.

Según quien escuche, surge emoción o no. Es como el tweet de Gonzalo Ballesteros: "Cuando hablar distintas lenguas lo entiendes como un problema o como una oportunidad", por una entrevista en catalán de Marcelo Bechler, periodista brasileño, a Gerard Piqué. Mientras nos ponemos de acuerdo, pongamos que Morgan suena a verdad, eriza la piel, permite dejar de estar alerta y regalarte al momento presente. Observar la química musical de Paco y Nina, sonreír, sonreír y sonreír. Porque Morgan es música, son miradas cómplices, es agradecimiento y un humor desenfrenado. Ya sean 5, 4, 3 o 2, ahí estaremos, muchos o pocos, para seguir conectando con su buena onda desde el minuto 0.