Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

ENTREVISTA

Carlos Boyero: "Soy un 'enfant terrible' de 65 años"

Ayer fue la estrella invitada a Divulgacine, el primer encuentro de críticos y divulgadores de cine celebrado en Alicante.

Carlos Boyero: "Soy un 'enfant terrible' de 65 años"

Mucha gente echa de menos sus chats de los jueves, ¿y usted?

Lo hice durante 17 años, entre El Mundo y El País, y logré una comunión con los lectores, aunque fuera para odiarme, algunos, y otros para quererme mucho. Una relación curiosa, dado que yo no tengo internet y cuando empecé era 1999. Una persona recogía preguntas, otra seleccionaba, otra me preguntaba, yo le contestaba... Fui pionero en lo de internet sin tener internet. Eso me lo quitaron hace dos años, como me quitaron las columnas de opinión, o el Babelia. Me quitaron todo unos bárbaros que vinieron a dirigir El País y que afortunadamente ya los han largado, y me dejaron solo la crítica de cine por ser tan malo. Pero, bueno, soy un niño que tiene 65 años y creo que desde que empecé a escribir a los 23 siempre ha ocurrido lo mismo: siempre me han censurado, siempre he creado problemas. Me siento orgulloso de eso, no podría ser de otra forma.

L'enfant terrible , que dirían...

Sí, es que escribía de todo: de música, de fútbol, pero lo que más podía joder eran las columnas de opinión, que las escribía en la parte de la televisión, y allí hablaba de las personas, de la vida y las cosas, y había problemas con mucha frecuencia.

Es que ser crítico como usted no debe de ser fácil.

Es que cuando me dicen que soy crítico...

No le gusta esa palabra...

No, es que soy otra cosa. Soy un género, o he creado un género, para bien o para mal. Pero la gente me ha seguido después de 40 años escribiendo, o en la radio, o en la televisión. Me seguían a mí, a una cosa que se llama Boyero, que igual es un esperpento el tal Boyero, pero buscaban mi firma. Y con el tiempo ya me he resignado a ser lo que soy: un enfant terrible de 65 años.

Tiene muchos amigos directores . ¿Le temen o desean que vaya a ver sus películas?

Me temen, por supuesto. Me temen muchísimo, pero en cualquier caso prefieren que yo escriba de una película suya poniéndola mal a que no escriba. Eso ha sido así siempre. Y respecto a los amigos, es muy problemático. Hay gente que detesto y, sin embargo, si me gusta su cine lo voy a contar. Y al revés: tengo amigos extraordinarios de toda la vida, que sabes además lo que supone hacer una película, el tiempo que han invertido, la ilusión, el dinero... Y cuando la veo, si no me gusta, pues no tengo más cojones que contarlo. Y es una sensación dura, muy dura.

Porque es el primer decepcionado.

Sí, y porque lo que yo escriba puede afectar a la película. Me encantaría que mis amigos hicieran siempre películas maravillosas y que mis enemigos hicieran idioteces, pero eso no siempre es así. Y ante las películas, soy completamente virginal, solo cuento lo que a mí me parece. En eso no me engaño a mí mismo, ni pretendo engañar a nadie. Y no soy la verdad, cuento solo la sensación que me produce. Luego, si hay gente que lo comparte o lo rechaza es cosa de ellos, no mía.

Dijo que el cine de 2017 le aburrió. ¿Cómo va el de 2018?

Creo que el cine está viviendo una agonía triste, como otras cosas. Soy de una generación en la que para mí lo más importante, aparte de los bares y las mujeres, era ir al cine, a las tiendas de discos, a las librerías. Y las librerías pequeñas cierran, las tiendas de discos ya no existen, al cine va poca gente, y de la tercera edad. Muchas cosas se están acabando, dicen que cambian los formatos pero no puedes ver una película en la pantalla de un movil; sí puedes, porque se hace, pero a mí me resulta grotesco. Se necesita el espacio natural de una sala a oscuras, una emoción compartida. Pero te diría que en 2018 he visto dos películas excepcionales: una es Cold War, una película polaca en blanco y negro, y la otra es Roma, pero esta no se va a poder ver en los cines porque es de Netflix, va directamente a las plataformas. Esas son las dos mejores películas que he visto en mucho tiempo, las dos en blanco y negro.

Que vuelve con cierta frecuencia a la pantalla. ¿Por qué?

Porque los directores, tanto Cuarón como Pawlikowski, conciben así sus historias, que curiosamente hablan del pasado. Roma es la infancia de Cuarón en México y Cold War es la historia de los padres del director en la Polonia del año 49 al sesenta y algo...

De amores difíciles, como dijo.

Sí, ¿la has visto? Es maravillosa, ¿no? Cómo es ese final... O la secuencia en París, se despiden y se supone que no van a volver a verse más y la tía da la vuelta y se besan... La he visto varias veces y me emociono, me parece fantástica.

Porque al final el cine es eso, ¿no? Emoción.

Sí, esa es la función del cine, que te transmita sensaciones, que te remueva, que exista la identificación emocional y, en cualquier caso, que te entretenga. Si algo me aburre, ya me pueden contar lo que sea que me la suda, y cuando me aburro en una película me voy, no espero, o me voy a fumar, me duermo, pero lo cuento.

Ha muerto Bertolucci. ¿Cuál es el mejor recuerdo de su cine?

Tengo un recuerdo muy particular, hay películas suyas que adoro y otras que no me gustan. Cuando tenía 19 años me fui en autoestop al sur de Francia a ver El último tango en París, una película que me revolvió completamente, comprendía a ese personaje trágico y desgarrado, y me envolvió hasta el extremo de que al salir podía ir a dormir a un albergue juvenil si llegaba antes de las 10 de la noche, pero decidí volver a verla otra vez y, a cambio, pasé toda la noche en un banco viendo nevar en Perpiñán. Me gusta mucho esa, y la primera parte de Novecento, la segunda me parece un panfleto, y también El último emperador.

¿Qué película está deseando ver en los próximos meses?

La que más ganas tengo de ver es la que ha rodado Scorsese para Netflix, también para el puto Netflix, una película de gánsteres. Pero tendré que ir a casa de algún amigo a que me la ponga, porque ya te digo que no tengo internet, y sigo comprando películas, primero en vhs, luego en dvd, después en blu-ray, pero parece que se acaba también. Al final no sé qué coño voy a hacer, a no ser que me haga de alguna de esas plataformas, pero me da como grima, soy como un niño para eso. Hay un cuento de Herman Mellville que se llama Bartleby, el escribiente, y que es un fulano que a todo lo que le plantean responde: «Preferíría no hacerlo». Pues yo soy un poco así: no sé conducir, no sé freír un huevo... Imagínate con eso de facebook o twitter. Me lo han ofrecido un millón de veces, dicen que arrasaría.

Desde luego que arrasaría. ¿Pero sí vio la serie de Paco León, Arde Madrid ?

Sí, la vi porque fui a casa de mi prima y me la puso. Me vi los ocho capítulos de un tirón y Paco León, con el que estuve el otro día, es un encanto. Todo el mundo hablaba de Arde Madrid y mi obligación es verla, pero con las series normalmente espero a que salgan en blu-ray. Soy un consumidor feroz, pero de los clásicos: The Wire, los Soprano, A dos metros bajo tierra, Boardwalk Empire, Mad Men, Juego de Tronos... Que no me pidan novedades porque voy con retraso. La última que he visto, que me encanta, es The Crown. ¿La has visto?

Esa no. Tampoco tengo Netflix...

Entonces somos espíritus gemelos.

Tiene una fama de ogro que no le hace justicia...

¿Verdad? Pues dicen que soy una mala bestia, pero me transformo. Tengo un lado cordero pero el otro también, puedo ser un demonio (risas).

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats