La Asociacion de Amigos de la Música de Alcoy ha vuelto a apostar por uno de los títulos operísticos más populares en todo el mundo como es Madama Butterfly de Giacomo Puccini, y lo ha hecho con la misma y espectacular producción de decorados y vestuario que vimos hace cuatro años, pero con un reparto distinto configurado por solistas de extraordinario prestigio. Fue ayer jueves en el Teatre Calderón.

Grandiosidad, lujo, delicadeza y buen gusto son las bases para esta producción de Ópera 2001. Un montaje que está considerado como uno de las mejores de la compañía, que ha recibido unánimes elogios por parte de la crítica especializada. Esta Butterfly quiere ser fiel a la que concibió Puccini, quien diría que se trataba de «la más sentida y la más sugestiva ópera que jamás hubiera podido concebir».

En el argumento, el drama de una geisha de Nagasaki enamorada de un oficial de la Marina estadounidense. En la puesta en escena, una ambientación exótica muy de moda en su tiempo. Y en lo musical, una partitura exquisita creada en la cumbre de su inspiración melódica. Madama Butterfly, es una de las óperas favoritas del público.

En cartel, cantantes tan magníficos como la soprano japonesa Hiroko Morita que encarna a Cio Cio San (Madama Butterfly), la mezzo, asimismo japonesa Jiujie jin en el rol de Suzuki. El teniente Pinkerton es Eduardo Sandoval, un tenor murciano residente en València que está cantando ya en los mejores teatros europeos, muy apreciado en Alcoy por haber realizado diversos conciertos y óperas para Amigos de la Música; en concreto el año pasado cantó Manrico de Il Trovatore. Por primera vez en nuestra ciudad el barítono valenciano Manuel Mas en el rol de Sharples, una voz en alza que está consiguiendo introducirse en salas de primer nivel. Junto a ellos un interesante plantel de comprimarios, además del extraordinario Coro Hirosaki de Japón que viste auténticos kimonos del país del sol naciente, y la Orquesta Sinfónica Ópera 2001 con dirección musical de Martin Másik, estando la dirección escénica a cargo de Roberta Matelli.

Los decorados y demás elementos escénicos proceden de Nápoles (Italia). Todo ello nos traslada a un sutil orientalismo y a una conmovedora historia que, basada en un cuento de John Luther Long, escribieron Giuseppe Giacosa y Luigi Illica, para que el genio de Giacomo Puccini pusiese música; una música que ha traspasado el corazón de millones de personas, aficionados o no a la ópera. Significar que el papel del niño ha estado protagonizado por una niña de cinco años integrante del grupo de teatro Tesalín de los Salesianos de Alcoy.