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Rosana Antolí pone la Tate Modern en movimiento

La artista alcoyana ocupa durante dos semanas la quinta planta del museo londinense con una muestra multidisciplinar, coreografiada e interactiva

Rosana Antolí, con su pieza Chaos Dancing Cosmos, durante el montaje en la Tate Modern.

The kick inside, the loop outside (La patada dentro, el bucle fuera) es el nombre del nuevo proyecto expositivo que la artista alicantina Rosana Antolí (Alcoy, 1981) mostrará al público por primera vez en uno de los museos más visitados del mundo, la Tate Modern de Londres.

La alcoyana ocupará hasta el 12 de mayo la quinta planta del museo nacional británico de arte moderno, la sala Tate Exchange, un espacio de experimentación creativa donde desplegará sus esculturas, pinturas, vídeos, audios, instalaciones y performances elaboradas a partir de su investigación artística sobre el movimiento -una constante en su obra, ya sea sobre un lienzo o a través de la performance- y la coreografía social y su relación con el arte.

En este caso, la artista explora en la ecología y el movimiento biológico y en su conexión con la identidad y el comportamiento humano. «A partir del concepto de repetición, me baso en la figura de la medusa inmortal (Turritopsis dohrnii), que crece, que vive y que vuelve a ser joven, como excusa para traer los movimientos de la naturaleza y entender nuestro comportamiento», explica.

Afincada en Londres desde hace años, Rosana Antolí prepara desde hace tiempo este proyecto en el museo londinense, en cuya feria anual (Offprint London) presentó en 2015 su novela gráfica Pareidolia, publicada por Edicions de Ponent.

«No sé exactamente la representación española que ha habido en la Tate a nivel expositivo pero es más bien escasa. Recuerdo que Juan Muñoz, que es uno de mis artistas referentes, hizo su exposición Double Bind en el Turbine Hall de la Tate, y he dejado que el lado performativo de su obra y su poética influencien ciertos planteamientos de mi exposición», apunta la artista, para quien supone «un chute muy grande tener la quinta planta de uno de los mejores museos del mundo para mí dos semanas».

Esas dos semanas comienzan con la apertura al público mañana de su «exposición coreografiada o performativa», como define ella, «donde el tiempo y el componente ''vivo'' premian». Rosana Antolí ya ha mostrado en ocasiones anteriores su predilección por las exposiciones «no estáticas», pero en esta muestra esa idea cobra más peso si cabe.

Una performance continua

«Por primera vez va a haber performance todo el tiempo, con cuerpos reaccionando en la exposición al mismo nivel que el resto de obras, como si formaran parte de la misma melodía, en diálogo con las pinturas, los vídeos o los audios, y cada día irá cambiando, al igual que las proyecciones».

Para ello cuenta con dos performers y ella misma también participará en la coreografía a diario durante los ensayos de las piezas, pero también quienes quieran pueden unirse y participar. «La exposición es un lienzo en movimiento y se abre al público todo el proceso creativo», señala Antolí, que reitera que los visitantes, si lo desean, son invitados a ser un ielemento más de la exposición.

«El público puede grabar sus movimientos en el espacio y que formen parte de los videos, que se actualizan a diario, así como interactuar con los performers o las obras», indica Antolí, que subraya que «lo que nos caracteriza como humanos es que jamás hacemos dos gestos iguales».

Junto a las coreografías, se instalará el kilómetro y medio de escultura en forma de cable que es Chaos Dancing Cosmos, la pieza elaborada con caucho y motores para la exposición que presentó en la Fundación Joan Miró de Barcelona en 2016, donde la línea del dibujo se traduce al espacio tridimensional. También se expondrá una serie de dibujos sobre acciones corporales.

El proyecto surge a partir de un texto de ciencia ficción que escribió con el escritor Jano Herrera y «está basado en textos de este género como 1984, escritos de Úrsula LeGuin, Huxley o Orwell. Es la primera vez que exploro tan directamente la ciencia ficción y he encontrado un campo de libertad creativa y narrativa que ayuda mucho a contextualizar la obra y cuestionar al espectador», destaca la creadora visual.

Por otro lado, los animales marinos vuelven a sus proyectos. Después de su performance Whale Harmonies (Armonías de la ballena), ahora emerge la medusa inmortal. «Yo creo que el fondo marino me atrae por todo lo que permanece oculto y no es fácilmente visible para nosotros. A parte de tener un componente ''fluido'' en los movimientos y, por tanto, poético», considera.

La artista alcoyana está especialmente interesada en la poética de las acciones cotidianas a través de la repetición y los gestos geográficos del cuerpo humano.

Uno de sus últimos proyectos expuesto en el Centre del Carme de València es un trabajo iniciado en 2016, Virtual Coreography, que sigue abierto de forma indefinida. Este proyecto consiste en un mapeo de los gestos cotidianos que realizan los habitantes de distintas ciudades del mundo. Gestos que las personas realizan a diario y que, repetidos durante un minuto, se vuelven dramáticos o absurdos. Ella los graba como una forma de reflejar la identidad de cada ciudad en ese momento y ver sus diferencias.

En el último año, Rosana Antolí ha mostrado sus obras en el Centre Pompidou Málaga, la Code Art Fair de Copenhague, la Stone Gallery de Boston, en la sede de la Colección Zabludowicz de Londres, la galaería Espai Tactel de València o el Museo Artium de Vitoria. La alcoyana, además, fue ganadora de una de las prestigiosas becas BBVA en 2015.

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