Con alrededor de cuatro mil personas en los tendidos, lo que viene siendo más de un tercio del aforo completo, se celebró la segunda de las clases prácticas programadas por la empresa dentro del abono de San Juan. Los erales de El Parralejo favorecieron el buen hacer de los chavales de las distintas escuelas, sobre todo del alicantino Cristian Expósito, que entendió a la perfección la encastada condición del quinto ejemplar, Bocaza, brindado a Antonio Martínez «Rondeño», desde que se dobló con él por bajo al comienzo de la faena de muleta. Brilló con ambas manos cuando ligó por abajo vaciando los muletazos, con dos tandas al natural sobresalientes. No permitía el animal distracciones, y el público pidió fuertemente el indulto por su vibrante juego, que el presidente no accedió a conceder a buen seguro en cumplimiento de la legalidad. Sonaron los tres avisos con Expósito toreando a placer, y al volver el animal al corral dio dos vueltas al ruedo.

Le acompañó en la salida a hombros el murciano José María Trigueros, que destacó en el toreo de capote y con la mano diestra en la pañosa, aunque no se aclaró con la zocata. Voluntarioso anduvo igualmente el local Kevin Alcolado, quizá demasiado excesivo en los ademanes, y que cortó una oreja. Cuajó series por ambas manos en línea recta sin acabar de calentar ante otro eral de alta nota, que fue premiado con la vuelta al ruedo y que brindó a Alfredo Cervantes. Otra oreja cortó el castellonense Marcos Andreu, templado en ocasiones ante un noble animal al que no acabó de coger el aire, así como Niño de las Monjas ante el primero, mansito huidizo, al que toreó despegado y de dentro hacia fuera. Alguien debiera decirle que es justo al revés. Y cerró festejo el alicantino Juan José Alba, que brindó a Luis Valero «Germi» y superó con ahínco dos feas volteretas, consiguiendo algún natural estimable.