P ¿Las historias de los perdedores son las más interesantes?

R Yo no diría las más interesantes, sino las más dramáticas, porque son personas a las que les han arrebatado su futuro. Tanto los que se tuvieron que ir como los que se quedaron en España vivieron un exilio. Son vidas que hay que seguir contando, porque creo que en este país ha habido demasiado silencio.

P Usted tenía cierta reticencia a hablar de la Guerra Civil.

R Sí, me producía mucho respeto.

P ¿Por qué?

R Porque, cuando tuve la idea de esta novela, no podía dejar de pensar en mis abuelos, que sí sufrieron aquella época. Afrontaba con una cierta carga la escritura. Por eso nunca quise situar exactamente en ese periodo una de mis historias, aunque al final lo he hecho.

P ¿Fue tan terrible como imaginaba?

R Sí. Tenía una sensación de viajar a un pasado en blanco y negro, y era horrible. De hecho, terminé guardando lo que estaba escribiendo en un cajón, y entremedias hice Historia de un canalla. Luego retomé Tú no matarás, pero sin saber muy bien qué iba a pasar con esta novela.

P Entre sus personajes hay un poeta que busca inspiración en el dolor que observa. ¿Se ha planteado si usted hace lo mismo?

R [Lo piensa] Quizá. Para mí el objetivo de escribir es una manera de ahondar en la naturaleza humana. Me parece que el último misterio que hay es el hombre. El sentido de la vida, ¿qué hacemos aquí? A todos esos porqués les busco respuesta a través de mis personajes.

P ¿Ha tenido que replegarse a las circunstancias, igual que les ocurre a ellos?

R A veces uno puede luchar contra las circunstancias, pero otras no. Yo siempre digo que no he hecho nada de lo que he querido hacer.

P ¿Ni escribir?

R Escribir ya casi es una parte sustancial de mí, pero no es lo que yo soñaba. Yo quería ser bailarina de ballet. ¿He hecho cosas que me ha gustado hacer? Sí. ¿He hecho lo que quería? No. Lo que he hecho ha sido muy gratificante, pero no es lo que habría elegido.

P ¿Le queda la espina?

R No, porque el tiempo te ayuda. Yo procuro no mirar al pasado, sino ir cerrando puertas. Si tuviera que hacer un viaje en el tiempo, lo haría al futuro, nunca al pasado.

P Sin embargo, escribe sobre él.

R Es curioso cómo a la gente le da esa sensación, pero yo escribo sobre el siglo XX. ¡Nuestro siglo! No sucedió hace mucho tiempo, ocurrió antes de ayer.

P Entonces usted no era escritora, sino periodista. ¿Ahora está al otro lado?

R Nunca he tenido esa sensación, porque no puedo dejar de ser periodista. Puedo decir que ya no ejerzo, pero lo que he hecho es lo que soy.

P ¿Le gustaría ejercer ahora, con todo lo que está ocurriendo?

R No estoy segura. [Silencio] Creo que, en ese sentido, mi tiempo ya es otro. Yo he pasado muchos años en el Congreso, tuve el privilegio de contar la Transición. Pero ahora no sé si me divertiría mucho contar todo lo que está pasando.

P Dice uno de sus personajes: «Si no leéis, no entenderéis la vida ni sabréis quiénes sois».

R Es que yo lo pienso así. A través de la lectura, vas adquiriendo los instrumentos para ser un ciudadano crítico y para entender por qué somos los que somos.