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Andrés Lima: «El Premio Pepe Estruch es una emoción particular porque él fue mi maestro»

Andrés Lima, Premio Nacional de Teatro y director de La vuelta de Nora. efe

Recibe hoy el Premio José Estruch -galardones creados por el Teatro Principal de Alicante y el IAC Juan Gil-Albert- a la mejor dirección por Teatro Principal de AlicanteLa vuelta de Nora

Sí, una muy feliz coincidencia. El Premio Nacional de Teatro me ha hecho mucha ilusión por todo lo que conlleva el reconocimiento pero el Estruch es una emoción particular porque él fue mi maestro. He sido de hecho partícipe en varios de sus montajes como en Medea y, bueno, es el maestro también de toda una generación de actores y directores. Y eso sigue siendo así. Ayer mismo lo recordaba junto a Blanca Portillo y Ernesto Caballero? Pepe Estruch era un tipo excepcional como no hay otro. Y me emociona y me hace mucha ilusión recibir este premio.

¿Coincidió con José Estruch en la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD)?

Bueno, hice las pruebas para entrar en la RESAD pero no me admitieron. El caso es que, curiosamente, en el último curso de la RESAD que lo dirigía Estruch, cayó uno de los alumnos por lo que hice las pruebas de nuevo y esta vez sí me admitieron. Una paradoja un poco rara. Para entrar no te admiten, pero para formar parte de un grupo de salida, sí (risas). Bueno, fue una bonita oportunidad con Pepe Estruch, con Elvira Sanz, que también estaba ahí y ha sido mi mentora y es valenciana? de todo aquel trabajo salió el grupo Zascandil.

¿Por qué se ha tardado tanto en reconocer la trayectoria del alicantino José Estruch, también Premio Nacional de Teatro en 1990?

Pepe Estruch fue un hombre muy particular, que estuvo muchos años fuera de España, que se exilió en la guerra, que acabó en Francia, se formó en Inglaterra y pasó a Sudamérica donde creó un teatro independiente. De hecho, se le conoce más en Uruguay que en España, donde tuvo mucha importancia. En España vino a trabajar pero se negó después profesionalmente, no sé bien las causas, quizás por la mediocridad del teatro español, el franquismo, y empezó entonces a formar a autores y directores. Dedicó su vida a la escuela del arte de la dramaturgia.

El jurado del Premio José Estruch destaca su capacidad de innovación y comunicación en su dirección por La vuelta de Nora

Son dos palabras que me gustan mucho. Yo hablo del teatro como arte de la comunicación, y de la innovación no soy muy consciente, pero me gusta que lo digan, sobre todo por la búsqueda de comunicarse, del lenguaje teatral, de la manera de llegar mejor al espectador. No intento innovar sino hablarle claro al espectador con todos los elementos que rodean ahora mismo el mundo en que vivimos. Y eso hace que tire de todos los mundos que existen. Me gustan ambas palabras.

La vuelta de Nora se estrenó en el Teatro Principal de Alicante para toda España? ¿Y por qué este gesto?La vuelta de Nora se

Porque en Alicante se aprecian los estrenos teatrales. Y el programa del Teatro Principal de Alicante es particular, y tiene muy buena programación y, pese a que no es un teatro nacional, funciona como tal. Hay que valorar el esfuerzo de estas iniciativas, de la gente que está dejándose la piel por el teatro de calidad. Y, bueno, yo estuve encantado, he ido muchas veces a Alicante, y me acuerdo siempre de la antigua Asociación de Espectadores. Hay cierta tradición de estrenar en Alicante, y el gusto de sus espectadores es muy bueno.

La vuelta de Nora es la revisión de un clásico que nos sirve para reflexionar sobre el actual papel de la mujer en su lucha feminista. Un debate que, ahora también en el teatro, se aborda.La vuelta de Nora

Te diré más, el teatro es el primer lugar donde se aborda, desde Medea con la tragedia griega pasando por el curso de otros personajes femeninos hasta Ibsen, como la Casa de muñecas, que es una revisión, la mujer ha sido protagonista en el teatro. Y, de hecho, el teatro contemporáneo cada vez tiene más por bandera, hay muchas más mujeres que hacen teatro que hombres. Y yo cada vez que voy a dar una clase el 70 por ciento son mujeres. Es verdad que todavía hay mucha desigualdad, también en el teatro, y los papeles son más masculinos que femeninos en el reparto. Pero en todas partes, y también en la literatura contemporánea, eso está cambiando a pasos acelerados. Hay autores, directoras, actrices buenísimas que dentro de poco coparán los carteles. Porque es así y ha llegado el momento.

¿Qué es lo que más disfrutó con La vuelta de Nora

Me gustó mucho el trabajo con los actores, con Roberto Enríquez, Maria Isabel Díaz Lago, Elena Rivera y Aitana Sánchez Gijón, que es mi compañera, mi amiga, mi amor. El trabajo con ellos fue delicado, muy bonito, muy profesional e interesante. Y después están mis dos grandes colaboradores, con Jaume Manresa en el sonido, Beatriz San Juan en el vestuario? Nos dimos un gustazo de ilusión, en un proceso tranquilo, sosegado, muy crítico, fruto de muchos años de trabajar juntos. Disfrutamos mucho con la oportunidad que nos dio Pedro Larrañaga, el productor, y ha sido un placer en el mejor de los sentidos.

Guillermo Heras, director

Sí, estoy de acuerdo, y te diría más. No solamente de nuestras obras contemporáneas, sino de las obras contemporáneas de todo el mundo, porque nos llega poco de grandes y reconocidos autores en toda Europa, de Portugal, Alemania, Francia, Inglaterra? que aquí ni los olemos. Hay una carencia enorme de ida y vuelta. En promoción de autores la SGAE debería de ponerse la pilas en este sentido, y los teatros públicos darse cuenta que el teatro español contemporáneo tiene mucha calidad y tirón en el público.

¿Vive el teatro excesivamente dependiente de las subvenciones políticas? ¿Es su principal problema?

En absoluto, no lo veo ningún problema. Es más, veo falta de política teatral, y subvencionaría más. El teatro tiene que ser un bien público, como la educación o la sanidad. Y vale que estas dos son necesidades primarias, pero en una sociedad civil como la nuestra, el arte no dice lo contrario. Tiene que haber una política que sepa repartir el dinero, porque hay mil maneras de promocionar y aportar dinero al teatro. También es necesaria la construcción de circuitos de teatro juvenil e infantil, de teatro educativo, de intercambios nacionales e internacionales dentro de las comunidades autónomas. Porque desde hace tiempo, por ejemplo, se perdió el teatro en las distintas comunidades autónomas con lenguas que no fuera la castellana, y debería ser algo obligatorio, como los niños ahora con el inglés en educación. Eso es una manera de enriquecer nuestra cultura. El teatro es una manera importantísima para tender puentes entre los españoles.

¿Y qué da el teatro y la cultura al mundo cuando en Cataluña se ven los garrotazos de Goya

Pues cultura, eso mismo que has dicho. La cultura es educación, respeto, solidaridad. La cultura es ponerse en el lugar del otro, de comprenderlo. Con más cultura no te digo que las cosas se solventen pero sí se afrontan mejor, con más futuro. Para mí es el problema en muchos casos, yo no soy nacionalista, no me interesa, me parece que la subdivisión es un atraso. Con cultura se entiende que este es un país en el que hay diferentes lenguas y derechos, con lo cual, no funciona más en un lugar que en otro, no habría tanto conflicto. Pero detrás de ese problema está el dinero, no es un problema ya de identidad, también es económico claramente. De quién tiene ese dinero y cómo se distribuye.

Es, pues, la hora de un teatro más comprometido con la sociedad y la concienciación.

Bueno, ha habido momentos peores, pero el teatro siempre está conectado con el presente y la realidad. Y hasta el teatro del entretenimiento nos hace descansar de esa realidad. El teatro facilita el derecho cultural.

¿También le preocupa las mentiras que circulan en esta sociedad más tecnológica pero menos humana que nunca?

No tiene que ver las redes sociales con el uso de la tecnología, como se puede utilizar cualquier otra tecnología. Las redes sociales pueden ser una herramienta extraordinaria, pero siempre está el control interesado del ser humano. Y entonces llegan las «fake news», la mentira y la calumnia, que generan un ambiente hostil ante una idea que es inventada, y todo eso la tecnología lo ha disparado, pero sigue siendo un ser humano quien está detrás. A mí la tecnología me encanta (risas).

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