«He tenido muchas noches sin dormir al escribir este libro, por algunas escenas de crímenes, porque hay gente capaz de matar a neonatos, como una matrona en Japón. Ha sido muy tremendo. El problema es que tu cabeza quiere entenderlo y no puede. Escribir de esto me ha dejado muy tocado», explica Blas Ruiz Grau (Rafal, 1984) sobre su último ensayo, Asesinos en serio (editado por Oberon, Grupo Anaya), que presenta hoy a las 19 horas en la Casa del Libro de Alicante.
En esta nueva publicación, el escritor afincado en Almoradí y autor de ¡Que nadie toque nada! (Oberon, 2018) y la novela No mentirás (Penguin Random House, 2019) recorre las biografías de 22 psicópatas responsables de algunos de los crímenes más atroces, en su mayoría extranjeros como el caníbal Albert Fish o el líder de la secta La Familia que acabó con la vida de Sharon Tate y otras cuatro personas, pero también nacionales como el necrófilo Manuel Delgado Villegas, El Arropiero, ingresado en Fontcalent al final de sus días y autor confeso de 48 asesinatos.
¿Por qué escribir sobre estos personajes, si tan mal lo pasa investigando sobre ellos? «Es un tema que me ha interesado siempre, me ha fascinado intentar encontrar una explicación a por qué algunas personas llevanla maldad al extremo. Me fascina la psicología criminal y al final tenía que hablar de ello», apunta Blas Ruiz, que aclara que ha tratado de desmitificar algunas historias de los asesinos de los que habla ante las distintas versiones sobre sus atrocidades y quería llegar a la verdad ante la desinformación creada.
Monstruos y personas
«En muchos casos, cuando sobrepasan los límites se les consideran monstruos, pero los magnifican tanto que parecen sobrenaturales, y al final son humanos y detrás de ellos también hay historias que explican quizás cómo acabaron haciendo lo que hicieron. En algunos casos no hay explicación posible, pero en otros ha habido infancias muy duras detrás, o maltrato», declara el autor, que a la pregunta de si un psicópata nace o se hace él contesta afirmativamente en ambos casos.
«Es una mezcla de factores genéticos y de componentes sociales. Hay genes que predisponen a la violencia, los psicópatas no tiene empatía, no saben lo que sienten ni saben cómo gestionarlo. Si a eso se le añade un componente social el cóctel es explosivo. Pero también ha habido psicópatas con infancias o entornos normales, como Jeffrey Dhamer, El carnicero de Milwaukee, que de repente sintió deseos de poseer a una persona y llevarlo al límite, y se convirtió en un caníbal», indica.
Reflejo en el cine y las series
Las historias de algunos personajes trascienden no ya por haber ocupado las páginas de sucesos sino por haber sido llevados al cine o a las series, como por ejemplo John Wayne Gacy, Pogo el Payaso, el asesino que inspiró la historia de Stephen King, It, o Edmund Kemper, conocido por asesinar a su abuela primero por saber lo que se sentía y a su abuelo después, cuya historia se cuenta en la serie de Netflix Mindhunter.
«Se crea una cultura peligrosa. Al final es una realidad, no podemos ocultarla, pero a veces se llega a venerar a estas personas, se les blanquea de una forma que la gente consigue empatizar con ellas y no hay que olvidar nunca lo que hicieron», explica el autor de otras cinco novelas negras, que en 2020 publicará la segunda entrega de la trilogía que abrió con No mentirás y se encuentra escribiendo la tercera. «También me estoy agobiando con todo lo que pasa», asegura entre risas, «pero no quiero dejar a nadie indiferente. No todo tiene un final feliz ni siempre ganan los buenos, la vida es muy puta a veces. Intento mostrar esa realidad aunque sea en la ficción».
