Conversaciones invisibles. Ídolos, humanos, naturaleza es la nueva exposición que Manuel Galdón inaugura el viernes a las 20 horas en el Museo de la Universidad de Alicante (MUA). Un título que hace referencia al diálogo que mantienen los espectadores con las obras «pero no solo», apunta el artista alicantino, «también entre las personas, entre gente que se mira pero no se habla y establecen conversaciones silenciosas, como esos vecinos que viven enfrente, salen al balcón y se miran».

El dibujante y también diseñador ha creado multitud de personas que miran desde arriba, desde abajo o de frente al espectador, y que muestra a través de 26 obras en distintas técnicas (dibujos a lápiz y tinta, impresiones digitales en vinilo sobre fondo de aluminio y videos) y formatos que, como indica el comisario de la muestra, Juan Antonio Roche, reflejan «las formas múltiples de mirar, la mirada compleja en un mundo complejo» en el que Galdón «reivindica que el diálogo es posible».

A Manuel Galdón le gusta ver al espectador como parte de la obra, algo que inició con su proyecto Miradas empáticas, en el que trabaja desde hace diez años y que tuvo un claro ejemplo en el mural de 200 metros cuadrados con 80 personajes que pintó en una fachada de la plaza de Balmis ( ¿Ahí arriba o ahí abajo?, 2013).

«Ahí vi el potencial que tenían las obras que hacía y vi de cerca el poder de las líneas y cómo funcionaban en la gente. Cuando hice ese mural había gente que me decía que le fascinaba y otros se sentían sobrecogidos», explica el artista, que si pudiera colocaba una escalera para que el espectador viera de cerca las obras colgadas desde el techo.

«Lo interesante es que se pueden ver las obras desde distintas perspectivas; de lejos, de cerca... pensar por qué me miran y qué es lo que siento. Me gusta que el observador se sienta observado y que la obra no sea lo más importante», apunta Galdón, que mantiene la teoría de que una de las razones por las que Felipe II decidió llenar de pintura las paredes del Monasterio del Escorial fue «para sentirse acompañado».

Una de sus aspiraciones es que el público pruebe a mirar «desde dentro hacia afuera y a dialogar consigo mismos, en lugar de reaccionar a los miles de mensajes que hay alrededor. Pero con que tengan una buena experiencia, me doy por satisfecho».

Según Roche, Galdón tiene tiende a pintar a grupos casi más que a individuos, «hay cierta nostalgia por lo colectivo, como un deseo de fusión afectiva, y convierte al grupo en protagonista», y Galdón añade que «paso muchas horas solo al pintar y la manera de pensar que pertenezco a un grupo es dibujarlo. Si trabajo con personajes es como si estuviéramos todos de fiesta», bromea este artista, que combina en sus dibujos el blanco y negro y el color: «Depende de mi estado de ánimo y de las obras. Al principio solo dibujaba en blanco y negro porque me interesaban las figuras, pero una vez encontradas busqué el color».

El cómic y el poder de la línea están presentes en sus obras, en las que destacan los gestos, la expresión o las sombras.

El público podrá comprobarlo hasta el 12 de enero.