«Un monton de digo un monton de dime un monton de decir de no decir como un monton de castañuelas rezando sus antorchas y sus huevos fritos muy despacito». Visto así, muchos pensarán en lo acertado que estuvo Picasso cuando se decantó por la pintura en vez de por la escritura. La explicación de este texto sin tildes, sin signos de puntuación, sin sentido, está en que el genial artista realizó un texto surrealista, siguiendo la escritura mecánica que se imponía en la época, para narrar y grabar una fiesta erótica.

Esta «historia» relatada por Picasso entre 1958 y 1959, la ilustró casi una década después con 12 grabados que conformaron el libro El entierro del Conde de Orgaz, en alusión al cuadro de El Greco que le fascinó de niño, editado en 1969 por Gustavo Gili y Ediciones la Cometa, con prólogo de Rafael Alberti titulado No digo más que lo que no digo. Y todo ello se puede ver en el MACA.

Esta obra, número 130 de las 263 copias editadas, pertenecía a Eusebio Sempere y fue depositada en el museo alicantino en 2014 por Florencio Martín, hermano de Abel Martín, compañero de Eusebio Sempere. Ahora se expone por primera vez, acompañada de una serie de obras gráficas de artistas que le acompañaron en su época y que están representados en la Colección de Arte Siglo XX, como Bacon, Dalí, Kandinsky, Chagall, Giacometti o Braque.

La muestra se exhibe en la sala dedicada a obra en papel de la primera planta del museo. «Sempere compró este libro, pero no sabemos en qué fecha», destaca la conservadora del MACA, Rosa Castells. «Es un libro que incluye en realidad tres libros: el manuscrito de Picasso, con faltas de ortografía, absolutamente loco, que es muy interesante porque él no solía escribir y ver su letra no es nada habitual; los 12 grabados que lo ilustran y El trozo de almíbar, un aguafuerte que realiza en 1939 y que introduce en esta publicación».

Buscar la figura del Conde de Orgaz tampoco es fácil. «Es una referencia un poco extraña porque no ves su figura en los grabados; sí aparece en el texto porque le nombra como uno de los que participa en la fiesta erótica que se desarrolla a lo largo del libro».

Acompañar la exposición, que se podrá ver hasta junio de 2020, con grabados, dibujos y litografías de artistas coetáneos que el propio Sempere adquirió para su colección, que luego cedió a Alicante, pone de manifiesto su interés por la obra gráfica. «Sempere tenía la idea de que la obra gráfica tenía el estatus de original y tenemos un gran fondo de papel de artistas de los que adquirir cuadros era inalcanzable para él».

Es el caso de los dos dibujos de Picasso que se muestran también en la exposición: el retrato de Rimbaud, regalo de Zobel, y un grabado de la Suite Vollard. «Cuando Picasso cumplió 90 años en 1971, el mundo del arte quiso hacerle un homenaje y en la galería Theo de Madrid se expuso una Suite Vollard completa. Un comando antimarxista entró y destruyó todos los grabados menos dos, y uno de ellos es este», destaca Castells. Días después los artistas se reunieron en un tablao flamenco y Sempere salió en defensa de Picasso, lo que le llevó a pasar varios días en prisión.

Para el concejal de Cultura, Antonio Manresa, «contar en nuestra ciudad con obras de la calidad que encontramos en esta exposición es un regalo para todos los amantes del arte; un viaje por lo mejor del arte del siglo XX».