El dibujante y cineasta alicantino Paco Sáez (San Miguel de Salinas, 1970) ya tiene en su lista tres premios Goya de forma indirecta como responsable de los storyboard (el armazón o guion gráfico de las películas de animación) de Tadeo Jones 2 (2017), Atrapa la bandera (2015) y Planet 51 Planet 51(2009), pero esta vez aspira a ganar el suyo propio tras debutar en la dirección de su primer corto animado, Madrid 2120, junto a su amigo madrileño José Luis Quirós, ambos también responsables del guion.

El trabajo ha logrado hacerse un hueco entre los cuatro nominados a mejor cortometraje de animación y es además el único cortometraje finalista de la Comunidad Valenciana en los premios de la Academia de Cine, que se librarán el próximo 25 de enero.

«Ya había participado en muchos premios Goya como supervisor del storyboard, pero esos trabajos nunca los firmas tú y tenía ahí una espinita. Esta vez me he lanzado a la dirección con José Luis y estar nominados ya es un premio absoluto. Estamos súper contentos», apunta Sáez, que relata que armar esta historia «futurista y, sobre todo, ecologista, donde también hay una historia de amor» ha conllevado un trabajo de dos años que ha culminado en una película

Madrid 2120, plantea un escenario apocalíptico dentro de cien años en una ciudad dividida por la lucha de clases y donde impera el contrabando de un líquido, Nitrogreen, capaz de generar vegetación, que cae en manos de un taxista y todo se complica. «Ahí empieza el corto», señala el codirector, que aclara que esta vez los niños no son los únicos destinatarios de esta historia con un escenario que recuerda al de Blade Runner y cuando piensas en el futuro nunca ves una imagen positiva, y más ahora viendo cómo está el mundo. Los dos hacemos animación infantil y nos encanta, pero ahora queríamos hacer algo un poco más adulto».

Sáez y Quirós han trabajado juntos en Tadeo Jones 2 y ambos son profesores en la academia de la productora de esta saga animada, Lightbox, pero se conocen desde hace años «porque trabajamos en una serie de animación en 2011, cuya empresa cerró y nos quedamos tirados cinco meses en Salamanca en la ruina y muertos de frío», recuerda el de San Miguel de Salinas.

«Él sabe sobre todo animar en 3D y me pidió ayuda para narrar la historia de una idea que tenía, pero luego la cambiamos juntos, la fuimos adaptando y empezó a crecer. Lo que al principio era un 1,30 minutos se convirtió en 5 y lo hemos pasado muy bien trabajando», explica Sáez, que agradece el apoyo de Lightbox y de los alumnos de la academia, la «materia prima» del corto, al que ha puesto color Joshua Cairós y música el noveldense Óscar Navarro.

De este último dice que su aportación a la película «ha sido importantísima desde el principio. Es un auténtico genio este noveldense universal, que trabaja con mucho positivismo e hizo la música en un tiempo récord».

Y de su debut como director, el hasta ahora storyboarder apunta que «dirigir es un sinvivir porque tienes que estar encima de todo y decidir hasta los títulos de crédito, pero ha sido fantástico» y apunta que el resto de cortos nominados - Muedra, Homomaquia y El árbol de las almas perdidas- «tiene cada uno su estilo. El nuestro es muy realista, muy 3D, pero nunca sabes lo que le puede gustar al público y a 1.500 académicos».