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El año de Lola Blasco

La dramaturga, actriz y directora alicantina prepara con el Centro Dramático Nacional el montaje de su obra Siglo mío, bestia mía, en la que además actúa

María León y Críspulo Cabezas, protagonistas de La pasión de Yerma, una versión de la obra de García Lorca realizada por la alicantina que se estrenó a mediados de diciembre.

Acaba de estrenar el año y anda ya con tres producciones sobrevolando algunas de las mejores salas teatrales del país. Lola Blasco afronta un año lleno de buenas noticias y con mucho trabajo, tanto de escritura como académico, porque a todo eso se une que está finalizando su tesis doctoral. Además, este año, la dramaturga, directora y actriz alicantina volverá a subirse a un escenario y lo hará para protagonizar una de sus propuestas teatrales, aunque, por primera vez, no se dirige ella misma.

Le esperan en Madrid el Teatro Valle-Inclán, donde estrenará en abril Siglo mío, bestia mía, y el Teatro Español, con su versión de Mujercitas que se presentará en mayo. Mientras, seguirá en gira L a pasión de Yerma, montaje que se estrenó a mediados de diciembre en el Centro Federico García Lorca de Granada.

Siglo mío, bestia mía, obra con la que Lola Blasco consiguió el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2016, llega a los escenarios después de un largo camino que comenzó con la lectura dramatizada de esta obra en Alicante en 2015. «Es una obra arriesgada», decía entonces la escritora sobre esta historia en la que «viajamos de España a Siria, de la crisis personal de una mujer al terrorismo del mundo globalizado». Han tenido que transcurrir casi cinco años, pero el caso es que «después de pasar por varias manos», cayó en las de Marta Pazos, directora de la compañía Voadora, y su propuesta gustó al Centro Dramático Nacional que ha apostado por su producción. «Al CDN le interesó el texto y también la trayectoria de la compañía», afirma la dramaturga.

En breve comenzarán los ensayos de esta obra para su estreno el 22 de abril y estará en cartel en el Teatro Valle-Inclán hasta el 31 de mayo. Y Blasco hace doblete porque además de autora, asume uno de los papeles y se sube también al escenario, junto a José Díaz, Carlota Gaviño, Miquel Insua, Pablo Molinero y Hugo Torres, con dirección y escenografía de Marta Pazos. «Mi personaje es uno más, no soy la protagonista porque es una obra muy coral; ahora me pongo el chip de actriz y ya no soy autora», destaca. «El texto tiene que crecer y no quiero limitar el trabajo de los demás». La culpa, dice, «es de Marta». Ella fue quien le atribuyó representar una parte del texto. «Hay una parte que es más del diario personal, que juega con las fronteras entre la realidad y la ficción, y para ella tenía sentido que lo hiciera yo».

No es la primera vez, desde luego, que se sube a un escenario para actuar, pero «sí es extraño que me dirija otra persona». «Estoy con muchísimos proyectos de escritura y trabajando mucho a nivel intelectual porque estoy terminando la tesis doctoral, y volver un poco a las tablas y estar en contacto con el teatro de otra manera es un soplo de aire fresco y otra forma de volverle a coger el pulso al teatro». Asumir el papel de actriz le parece normal y deseable. «En este país parece que solo puedes ser actor o autor o director, no se ve muy bien trabajar en distintas facetas del teatro».

Que su nombre y el de su obra aparezcan bajo el logo del Centro Dramático Nacional «es un lujo». «Solo puedo dar las gracias por estar en la programación del CDN y acompañada por un equipo tan estupendo, la compañía Voadora con Marta como capitana», asegura la dramaturga. «Tener el soporte del CDN supone trabajar en las mejores condiciones», además de entrar en el circuito de una línea que apuesta por fomentar la autoría española contemporánea. «Que haya un espacio que dé posibilidades de contar nuevas historias es una forma de cambiar el mundo. Si no podemos construir nuevos imaginarios no podemos cambiar las cosas».

De Mujercitas a Yerma

MujercitasYerma

Y del Teatro Valle-Inclán al Teatro Español, donde en mayo, coincidiendo algunos días en cartel con Siglo mío, bestia mía, estrenará su versión libre del clásico Mujercitas, con dirección de Pepa Gamboa y un elenco aún por cerrar. «Todo el mundo conoce Mujercitas pero pocos saben quién es su autora, Louisa May Alcott». Por eso, la dramaturga alicantina reinterpreta este clásico pero desde la parte irónica y que se ha ocultado en las versiones que conocemos. «A nosotros nos ha llegado siempre la versión censurada y yo me he centrado en esas partes que no se nos han mostrado; lo hago desde la perspectiva del género y esa ironía que tiene la novela».

Blasco intentan así reivindicar la figura de Alcott, que además de Mujercitas escribió muchas novelas con seudónimo. «Son novelas góticas con una parte erótica importante y con personajes protagonistas que suelen ser una f emme fatale».

La coincidencia con el estreno en el cine de una nueva película de esta novela no ha sido buscada. «Empezamos a trabajar en el montaje antes de que supiéramos que se estaba haciendo la película, pero eso deja ver que hay cosas que interesan en un determinado momento; de repente el feminismo está cobrando más fuerza y mucha gente se pregunta quiénes son las autoras de muchos textos», apunta.

También dirige Pepa Gamboa el montaje de La pasión de Yerma, obra de Lola Blasco en la que reconstruye la obra de García Lorca. María León, Críspulo Cabezas, Mari Paz Sayago, Lucía Espín y Diego Garrido conforman el reparto de este montaje que se estrenó el pasado 13 de diciembre en el Centro Federico García Lorca de Granada. Después se presentó en Sevilla y Granada, y se podrá ver en el Espai Rambleta y en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares.

«Esta obra es una versión muy libre a partir de Yerma de García Lorca y sobre todo intentando ser fiel y para ello he tenido que hablar desde mí misma, planteándome algunos temas como la maternidad, concebida de una forma diferente... He intentando acercarla más al espectador de esta época.»

La obra es una producción de Seda y el Centro Federico García Lorca, que fue donde se estrenó. «Tenía miedo porque allí estaba la familia de Lorca y es un sitio que es un templo, pero -apunta Lola Blasco- tuvo una gran acogida y estoy muy contenta por recuperar a Lorca y traer esa obra al presente a través del lenguaje».

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