P Es un cocinero que ya no cocina.

R Se ha abierto un nuevo camino, que es una visión general de la innovación. El 50% de las pymes no duran más de cinco años; si explicamos nuestra experiencia, les podemos ayudar.

P ¿El genio se puede transmitir?

R Eso de la idea genial está bien, pero ¿y luego? Si quieres jugar en la Champions no hace falta ser muy inteligente.

P A ver. Si abrimos su cerebro, ¿qué encontramos?

R Neurocientíficos y psicólogos de EE UU que nos estudian a mi hermano y a mí no se ponen de acuerdo sobre si hay algo genético. Padre estucador; madre ama de casa. Gente normal. No nos gustaba comer. No queríamos ser cocineros. Mi opinión es que algo genético hay, ¿no? Yo jugaba en el Santa Eulàlia, me entrenaba cada día y nunca llegué a ser Messi. No puedo ser increíble en cualquier campo.

P O sea, la incógnita no se despeja.

R Creo que si abren mi cerebro encontrarían conexión.

P ¿Conexión?

R En los 40 años de profesión he trabajado con gente increíble y he hecho en elBulli algo increíble. Me proporcionó conocimiento. Pero Sàpiens conecta el conocimiento. No de manera neuronal. Es una manera de enfocar la innovación: orden, comprensión, diversidad, complejidad, holística. Es pensamiento sistémico. Peter M. Senge desarrolla esta idea en La quinta disciplina.

P Adiós a la esferificación.

R Siempre tuve una obsesión: poner orden para no copiarme. Los artistas no suelen querer ver su pasado para no ver que se copian. Ningún creador es capaz de ser brillante durante 60 años, a no ser que cambie de ciclo.

P Que es lo que ha hecho.

R Sí. El propósito del Bulli era abrir caminos, buscar los límites. Llegamos donde llegamos porque no se trataba de crear platos, nos cuestionamos qué era la cocina. Éramos felices intentando hacer algo que no se hubiera hecho en la historia. De una manera disrruptiva, tuve la suerte de encontrar los límites. Creamos lo que el dadaísmo al arte conceptual. Pero soy muy estratégico y veo venir los tsunamis.

P ¿Qué se olió?

R Si elBulli hubiera sido un negocio, a seguir ganando dinero. Como no era el propósito, cerramos. Mi referencia es el mundo del arte, y cuando intentas hacer vanguardia, tienes que ser lo más puro posible. También en pintura se preguntan: «¿Qué hacer después de un cuadro blanco?».

P Usted, guardar los pinceles.

R Sé que la innovación y la creatividad nos hacen mejores, y que las consecuencias son imprevisibles.

P ¿Cómo explica el impulso creativo?

R Es como tener ganas de sexo. El 99% de los humanos pueden crear, pero no a un altísimo nivel. En mi caso, diría que es un instinto sadomasoquista. Yo cada día me levanto a las 5 y me lo paso pipa.

P Roza los 60. En el fondo, ¿qué busca?

R Pasármelo bien. Uno de los que más admiro, Víctor Grífols, tiene una frase que me apropio: «Para lo que me queda en el convento, vamos a pasarlo bien».

P ¿Así se simple?

R ¿Sabe lo difícil que es? Yo puedo decir que el 80% de mi tiempo me lo paso bien. Me interesa cómo piensan un artista, un innovador empresarial, un científico. Fui amigo de Cruyff, lo soy de Guardiola; he tenido la suerte de pasar un día entero con Amancio Ortega. Antes mi misión era crear, ahora es comprender la complejidad.

P ¿Qué emociona a quien emociona?

R Comer algo que no había probado nadie antes, pero también ir a un restaurante y ver a una pareja joven, currándose un proyecto chulo. A mi mujer, que es más sentimental que yo, eso le encanta. Me gusta que la gente joven llegue a ser mejor que yo.

P ¿Y en lo personal?

R No tengo padres, no tengo hijos. Quiero salud, estar bien con mi mujer, con mi hermano y mis cuñados. No quiero tener millones de amigos, solo que una persona buena me quiera.

P La tiene.