¿Qué descubrimiento reclama hoy su mayor atención como presidenta del CSIC?

Desde el Centro Nacional de Biotecnología colaboramos con científicos alemanes, norteamericanos y chinos para desarrollar una vacuna efectiva contra el coronavirus. Eso es lo más inmediato, pero destacaría también los estudios sobre envejecimiento y enfermedades neurodegenerativas, la apuesta por combatir los efectos de la emergencia climática y las investigaciones en astrofísica, en las que estamos a la cabeza de Europa.

¿Cómo es posible controlar los 120 centros de la institución?

El CSIC está muy bien estructurado, pero necesita una mayor agilidad de gestión para facilitar la vida al máximo a nuestros científicos.

¿Cuál es su aportación más específica como científica y como primera mujer que preside este gigante de 11.000 empleados?

Me gusta dialogar. Apuesto por el factor humano y la empatía para que los más de 3.000 científicos que trabajan aquí se sientan a gusto.

¿Cuál sería su gran sueño dentro del CSIC?

Tener una ley propia, unos presupuestos plurianuales y bajar la edad media de los científicos.

¿De qué presupuesto dispone actualmente?

De 700 millones de euros, pero una parte importante de ese dinero lo generan los propios científicos, a través proyectos financiados en convocatorias competitivas y contratos con empresas en los que están implicados.

¿Necesita la mujer la discriminación positiva para acercarse al hombre en la igualdad de oportunidades en la carrera científica?

En la ciencia, como en todo, existen discriminaciones más o menos intencionadas. La participación en general de la mujer es del 48% en el CSIC. El problema comienza en las escalas superiores. Ahí baja el porcentaje de mujeres y entre las causas podrían estar la conciliación familiar y la educación.

¿En qué categoría juega el CSIC en Europa?

En la Champions. Estamos entre las cinco principales instituciones europeas a pesar de ser menos y contar con la mitad del presupuesto que otras. Somos muy competitivos, aunque sea un partido desigual.

Pero nuestro atraso científico sigue en pleno vigor. Desde Severo Ochoa no hemos vuelto a tener un Nobel en Ciencias.

Eso no quiere decir que no se haga buena ciencia. Estoy segura de que en cinco años tendremos un Premio Nobel español.

Europa se queda rezagada respecto de Asia y EE UU, donde se producen la mayoría de los inventos que están cambiando radicalmente nuestra sociedad.

El nivel científico de Europa es magnífico, pero tenemos que centrarnos en los aspectos que podemos liderar, como es la lucha contra la emergencia climática, y trasladarlos a la innovación para que tengan impacto en el desarrollo empresarial.

¿Estamos dejando que el talento se vaya de España en busca de mejor trato y reconocimiento?

El talento se fue durante la última crisis, pero ahora hacemos un esfuerzo ímprobo por que vuelva y que regresen también científicos no tan jóvenes que han desarrollado con éxito su carrera fuera.

Pero es que la media de edad de los científicos españoles es muy elevada.

Sí, en el CSIC es de 54 años y a mí me gustaría que fuese de 48.

¿Van a tener más apoyo financiero para impulsar la investigación con el nuevo Gobierno?

Hay buena voluntad, pero a ver lo que pasa.

¿Ha planteado ya al ministro Pedro Duque que España no puede seguir dedicando la mitad de los recursos que la media europea a ciencia e investigación?

Se lo digo continuamente. Él es consciente de que la Ciencia necesita presupuestos dignos.

¿Qué opina de la separación ministerial entre universidades y ciencia?

No me gusta. La ciencia se desarrolla también en la universidad.

¿En qué investigaciones es España líder?

En astrofísica, en energía y en salud.