Hace 30 años se pronunció por primera vez una pregunta que revolucionó la televisión: ¿Quién mató a Laura Palmer? Así nacía Twin Peaks, el extravagante misterio de David Lynch que marcó un antes y un después en la historia de la pequeña pantalla. El 8 de abril de 1990 se estrenaba una serie que marcaría profundamente la cultura popular, con su combinación única de misterio sobrenatural, factura telenovelesca y unos entrañables personajes que rompían la plana televisión de entonces, desde el Agente Cooper a la «señora del leño».

La época dorada de la televisión que muchos aseguran que vivimos ahora, en la que las series compiten con el cine en prestigio y recursos, debe en gran medida a este extravagante formato que demostró que la pequeña pantalla podía ser un sitio tan respetable como las salas de cine.

La noticia de que David Lynch estrenaría una serie en la televisión estadounidense despertó la curiosidad de la crítica y el público, pues el cineasta acababa de rechazar a la franquicia La Guerra de las Galaxias y había presentado Terciopelo azul (1986), pieza de culto que le otorgó su segunda nominación al Óscar de dirección.

Para su salto a la televisión, el creador de Cabeza borradora se acompañó de Mark Frost.Juntos, tomando un café, dieron forma a la idea de una historia que partiría de un cadáver encontrado en un lago que revolucionaba a un pequeño pueblo del norte de Estados Unidos.

El primer capítulo congregó a 35 millones de personas frente al televisor.La crítica también aclamó el producto, y eso que algunos dijeron que no triunfaría por ser «radicalmente diferente» a lo que los espectadores acostumbraban entonces a ver. Tiempo después, y a pesar de una bajada de audiencia según daba giros más estrafalarios, Twin Peaks cosechó 14 nominaciones a los Emmy, ganó tres Globos de Oro y se llevó hasta un Grammy por la banda sonora compuesta por Angelo Badalamenti.