Hoy tendría que estar metido de lleno en el estudio grabando su nuevo disco y pensando en sus próximos conciertos. Pero son las once y media de la mañana y está haciendo está entrevista telefónica. No sé qué planes tiene para el resto del día.

(Risas) Pues sí, pero estoy feliz porque en cierto modo siento que puedo hacer algo por los demás. Eso es gratificante y a la vez te das cuenta de que desde casa se pueden hacer muchas cosas. También valoro la suerte que tengo porque aunque tenía que estar grabando un disco y he cancelado un concierto, he visto que en la distancia se hacen maravillas. Y hay salud; si hay salud hay tiempo. Es lo único que hay que pensar ahora. Me doy cuenta de que la buena suerte que tengo debo compartirla como sea y usarla para ayudar al que no está bien.

Dicen la mayoría de escritores y artistas que no llevan mal el confinamiento porque su trabajo es solitario. ¿A Pablo Alborán le pasa lo mismo?

Sí, lo que pasa es que la soledad elegida es maravillosa, te organizas, estás cómodo contigo mismo porque no piensas demasiado en que estás solo. Yo trabajo desde casa o desde un hotel, siempre desde esa introspección elegida, pero cuando te imponen encerrarte no es lo mismo, porque tienes la cabeza más en lo que sucede fuera que en lo que sucede dentro de ti. Hay que hacer un trabajo de reflexión para ver si eres capaz de crear y además muy condicionado por lo que sucede. De ahí la canción que he compuesto porque me cuesta mucho despegarme de lo que esta sucediendo.

Lanzó Cuando estés aquí, a beneficio de Unicef en la lucha contra el Covid-19, el lunes 13 y ya son más de 1.300.000 las visualizaciones en YouTube.

Es muy guay y como es benéfico cuantas más reproducciones, mejor. Si no le gusta a la gente, que le de al mute y luego al play para que cuente. En mi casa siempre hemos sentido empatía por el otro; ese sentimiento de justicia y solidaridad lo he mamado. Y si encima tienes una voz pública pues sientes una impotencia brutal. Surgió esta canción y Warner me dijo que donaba también sus derechos, así que maravilloso.

¿La canción le pidió pasó o se propuso componer un tema que reflejara estas circunstancias?

Yo creo que ha sido un poco sin querer queriendo, una mezcla de ambas cosas. Estoy inmerso en las noticias, metido en los medios, leyendo a filósofos, lingüistas, antropólogos, políticos... Sí que había un estímulo en cierto modo y necesitaba escribir con algo de ilusión y confianza para transmitir conciliación porque lo que veía no era muy conciliador. Salió a partir de una necesidad y a la vez de un desfogue. Quería mostrar una visión de esperanza porque esto va a pasar y lo primero que voy a hacer es «besarte las cicatrices», porque todos necesitamos al otro para salir de esto.

Ha grabado este tema en su estudio, donde hizo sus primeras maquetas, ha vuelto un poco al origen, solo que ahora ha tenido que grabarse con el móvil y coordinarse por vídeollamada con el guitarrista Lolo Álvarez y con los creadores del videoclip.

Sí , ha sido muy difícil, pero divertido también. En ocasiones era una catástrofe porque se me caía el teléfono, el perro casi se me electrocuta al morder un cable, lo hice con un croma que es una manta verde de cuando era pequeño... Pero aprendes y te das cuenta de que el equipo es importantísimo. Grabar en casa en el estudio para mí es fácil porque estoy acostumbrado, pero saber que lo que estás grabando en casa es lo que va a salir da mucho miedo. Pero estoy contento porque es emocionante también saber que esto se ha hecho en el lugar donde empezó todo para mí.

En su canción dice: «Me veo rodeado de mentiras, de balones pinchados?». Explíquese.

Bueno, cuando vi lo que sucedía a nivel mediático, político y social, me pareció que todo tenía un poco de histeria. A nivel político veía demasiados juicios y opiniones en vez de información. Y eso me hacía desconfiar muchísimo. Luego, las peleas de los políticos, que no son necesarias ni tampoco es la actitud. Da la sensación de que ningún político quiere estar donde está. Y hay mucha gente dando opinión y juicios, y explotan la esperanza que podemos tener todos, que es lo que hay que trasmitir, sin mentir, eso sí.

Con esa esperanza colabora con Antonio Banderas en las investigaciones del proyecto Andalucía Respira de la Universidad de Málaga, donando 200.000 euros para hacer respiradores.

Fue un poco descarado por mi parte. Empecé a buscar una manera de colaborar de forma más personal e incluso quería que fuera anónima. Me costó mucho encontrar algo que fuera fácil, que no tuviera mucha burocracia y protocolo porque si no la ayuda no llega hasta dentro de un año. Contacté con Antonio por Instagram. No nos conocíamos personalmente, pero me llamó a los tres minutos. Me dijo que iba a investigar y luego me habló de los respiradores de la Universidad de Málaga; lo aprobó Sanidad y me dijo que se metía conmigo.

Sabe que cuando algún rostro conocido hace una donación o un acto benéfico, siempre hay un sector crítico.

A mí, en este momento, la opinión que no es constructiva y la crítica por la crítica no me interesan. Y el odio por el odio, en sí, es un error garrafal. Estoy en contra de los mensajes de odio. Las redes deberían servir para conectar y no para desconectar. Ahora es el momento de buscar que entre todos podemos hacer algo. Da igual si es con dinero, con actitud, con mensajes positivos, leyendo un párrafo del Quijote o haciendo una clase de spinning por internet. Da igual. Lo importante es que seamos solidarios, no solo en lo económico, también en lo humano.

Como los que atacan ahora a los sanitarios que están cuidando de nuestras vidas...

Es tremendo. Dan ganas de llorar. Pero, por otro lado, también hay que apuntar, hay que coger un papel e ir apuntando porque todas estas cosas tienen que tener su justicia.

¿Echa en falta el compromiso de algún sector de la sociedad en esta pesadilla?

Puede que sí, pero tengo que ser cauteloso y que mi mensaje en quien lea esto sea positivo. Todo el mundo está haciendo lo que puede. Y se demuestra que los que levantan el país son los que están en primera línea de batalla.

La cultura está demostrando ser un sector solidario. Artistas y empresas se han lanzado a ofrecer contenidos para ayudar a pasar estos días de encierro. Sin embargo, el fin de semana pasado levantaron la voz con dos días de huelga online, ante la situación que atraviesa el sector, pero sobre todo ante la situación futura.

Creo que al final demostramos más los ciudadanos que los políticos. Todo el mundo está cediendo sus cosas y luego el Ministerio de Cultura no está ofreciendo ayudas como en otros países, como en Portugal, que ha sido ejemplar. Pero la Sanidad mira como está o la restauración. Hay que ser cauteloso. No concibo el mundo sin cultura y menos en una pandemia, me muero. Y la cultura no son solo los actores de Hollywood y gente a la que le va bien; hay mucha gente en el sector que no sabe qué va a pasar mañana, como los técnicos. Pero también creo que no es el momento de huelgas aunque sí de hacer manifiestos. Hay que decir las cosas porque es un derecho.

¿ Ve en el horizonte cuándo va a poder reunir de nuevo a 20.000 personas en un concierto?

Ayer mismo estaba viendo previsiones, agenda y hablando con mi equipo y hay una incertidumbre muy grande. No sé ni siquiera si voy a grabar fuera o en casa. Prefiero no pensar mucho porque el directo para mí a nivel emocional es brutal y es mi trabajo, pero sobre todo por la gente que vive el día a día del trabajo de hacer un montaje técnico. Estar en un concierto estando a un metro de distancia es complicado. Yo lo voy a echar de menos. Estoy convencido de que encontraremos alguna manera de que volvamos a dar conciertos, poco a poco. Nos caracterizamos por salir siempre adelante

¿Sacaremos algo positivo de esto y conseguiremos que se mantenga en el tiempo?

Yo creo que esto está cambiando, hay que admitirlo. Necesitamos ayuda para asimilar todo esto y no hace falta ser psicólogo para saber que si hay alguien a tu alrededor que está mal hay que estar ahí. Eso ha demostrado la pandemia, que nos toca a todos. Vamos a querer olvidarlo, pero nos ha calado y no lo podremos evitar. Quiero creer que esto nos hará mejores, que valoraremos mucho más los pilares de nuestra sociedad y nuestra democracia, aunque es verdad que no puedes esperar tanto de un país que ha hecho recortes en todo. Pero quiero pensar que en este país nos hemos dado cuenta de que nuestra cura es estar unidos.

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