Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El antiguo retablo de la Basílica de Santa María está en el Prado

El Estado adquirió en 1941 y 1983 ocho de las catorce tablas de la obra realizada por el artista Rodrigo de Osona para el templo alicantino a finales del siglo XV, según el historiador Alejandro Cañestro

El antiguo retablo de la Basílica de Santa María está en el Prado

La lectura de Levante, la obra que el historiador Elías Tormo escribió en 1923, le puso ante la pista del antiguo retablo de la entonces Iglesia de Santa María de Alicante, ejecutado por Rodrigo de Osona (València, 1440-1518) hacia 1480. Eso fue hace 10 años y desde entonces siguió la pista de una obra que ahora ubica, en parte, en el Museo del Prado. El profesor Alejandro Cañestro empezó a seguir el rastro de las tablas del retablo a través de documentación histórica y así llego hasta ocho de ellas, del total de catorce que contenía, que se encuentran en la pinacoteca nacional. Dos de ellas fueron adquiridas en Londres por el Estado en una subasta en 1941 y las otras seis se compraron directamente al Marqués de Casas Rojas (también Marqués del Bosch) en 1983.

«Tormo escribió esa obra que es como una guía turística, porque se recorrió toda la Comunidad Valenciana y Murcia, y en ella habla muy bien del retablo de Santa María, dice que es ''interesante y tiene 14 tablas''; eso me llamo la atención».

A este testimonio, el profesor colaborador del departamento de Construcciones Arquitectónicas de la UA unió otros que destacaban como una gran obra este retablo del artista más importante del Renacimiento en el Reino de Valencia. En Crónica, libro de 1752 de Juan Bautista Maltés y Lorenzo López, se apunta que la obra era «de finísimo pincel» y en 1908, Manuel González Simancas en su Catálogo Monumental analizó la pinacoteca del Marqués del Bosch y encuentra las seis tablas que estaban en su propiedad «todas góticas y de pintor valenciano».

A partir de ahí, Cañestro, que ha dado a conocer esta investigación en un curso online que imparte en la Sede Ciudad de la UA en Alicante, reconstruyó el recorrido de este retablo desde que se colocó en la década de los 80 del siglo XV hasta su paradero actual. «En 1477 Osona y su mujer aparecen como vecinos de Alicante, coincidiendo con la época en la que se le encargó el retablo», apunta el investigador.

Esta obra, que recoge escenas de los misterios de la Virgen, estaba situado en el altar mayor. La disposición, según sus estudios siguiendo otros trabajos del mismo artista, contaba con una Virgen de piedra en la hornacina central y tres grandes tablas a cada lado, de 1,86 centímetros, otra arriba en el centro y siete en la parte inferior o predela con motivos de la Pasión de Cristo, de 0,86 centímetros. «Era un retablo monumental», apunta Cañestro.

Casi tres siglos después, en 1750, el maestro cantero alicantino José Terol desmonta el retablo. «La junta de la parroquia había aprobado construir un retablo nuevo, que es el que aún está en la basílica, más acorde con los tiempos barrocos».

Y ahí es donde empieza el periplo de esta pieza. «Las tablas de Rodrigo de Osona fueron compradas por el Marqués del Bosch, cuya familia tuvo gran presencia en ese templo». La Virgen de la hornacina se colocó en el retablo de piedra que hay a la entrada de la iglesia y ahí continúa.

El marqués, «seguramente por motivos económicos», vendió dos de ellas ( La Natividad y La Epifanía) en 1923 a una casa de subastas en Londres. «En 1941, el Estado español las adquiere en subasta, entre otras muchas cosas, por ser de Rodrigo de Osona, sin saber cuál era su origen, y las deposita en el Museo del Prado».

Cuatro décadas después, en 1983, el Estado compró otras seis tablas, las que formarían parte del banco o predela del retablo, directamente al Marqués de Casas Rojas (es decir, al mismo Marqués de Bosch) y las integra también en las colecciones de la pinacoteca nacional. «Consulté en el Prado y en su catálogo de 1983 aparece a quién le compraron estas piezas, por lo que habiendo comprado las otras dos antes también procedentes del mismo propietario, con una apariencia muy similar, se puede deducir que son parte del retablo también».

Hay otra tabla de esta obra de Osona que se encuentra en el Museo de Bellas Artes Gravina de Alicante. Se trata de El Calvario, «aunque se desconoce cómo llegó al Mubag». Fue Lorenzo Hernández Guardiola quien en los años 90 atribuyó a Rodrigo de Osona la autoría de esta pieza, «y yo propongo que formaba parte también del retablo de Santa María».

La obra para el altar mayor de la basílica alicantina no es la única que realizó este artista en la provincia y en otras zonas. En este mismo templo hay otra tabla firmado por él, representando a los Santos Juanes, que todavía cuelga en su interior. Además, en 1480, antes de realizar el retablo, recibió el encargo de pintar el retablo de Santa Bárbara para el castillo. «Esta obra también está desaparecida, aunque sí está documentada».

También es autor del retablo de la Iglesia ade San Nicolás de València, conocida como la Capilla Sixtina valenciana; de la Iglesia de Jesús de Ibiza, y de la Iglesia de Agosto «que no se conserva».

Alejandro Cañestro asegura que continuará con sus investigaciones, aunque de momento no tiene en mente recoger estos datos en ninguna publicación, además de dar a conocer el resultado en el curso online de la Sede. Este trabajo se une a otros muchos que el investigador ha realizado en torno al patrimonio de la ciudad de Alicante. Uno de ellos el que reconoció en 2018 a fray Alberto de la Madre de Dios el diseño de la Concatedral de San Nicolás de Alicante, hasta entonces atribuido a Agustín Bernardino.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats